CriteriaCaixa sigue siendo el principal accionista de Naturgy, pues posee el 26,7% del capital, y defiende su españolidad
Nada es lo que parece en Naturgy. Y lo que realmente parece es el mundo al revés. De entrada, una empresa catalana defiende la españolidad de una empresa estratégica mientras el Gobierno de España se la entrega a especuladores financieros, ni tan siquiera europeos, sino australianos.
Es el mundo al revés: la catalana Criteria defiende la españolidad de Naturgy mientras Moncloa entrega una empresa energética, es decir, estratégica, española a los especuladores de IFM. Algo que en Francia sería impensable que ocurriera.
Todo ello en medio de una actitud cateta por parte del Gobierno español: oiga, no hay que espantar a la inversión extranjera. Pero bueno, ¿de qué inversión hablan, si esto es un desguace o, al menos, pretende ser un desguace?
Además, IFM no invierte en España, no crea empleo ni colabora al PIB. Se trata de una pura inversión especulativa en la que se ofrece dinero a un accionista que ya estaba invertido en Naturgy. Y no se trata de un opa por ampliación de capital: se trata de una oferta de compra pura y dura. Además, no hay que olvidar que el fondo australiano opera desde una telaraña que empieza en las Islas Caimán.
IFM ha fracasado en su opa… salvo que haya concertación con CVC y GIP y esperen a la Junta General
Pero ahí tienen a la… cateta de la vicepresidenta energética, la talibana verde Teresa Ribera, asegurando que IFM no es un fondo cortoplacista e imponiendo unas condiciones perfectamente manipulables en un momento en que el suministro y uso del gas se ha convertido en el gozne de la política energética y el precio de la luz es su principal problema. A lo mejor es que no ‘interiorizan’ los beneficios.
Ahora bien, lo cierto es que IFM ha fracasado en su opa pues no ha obtenido ni la mitad del apoyo que pretendía: sólo un 10,8%, aunque la horquilla que aspiraba en un principio era entre el 17% y el 22,689%, y ha renunciado a la condición de aceptación mínima del 17%, una posibilidad que ya recogió en el folleto de la opa... parece que se temía cierto fracaso. El peligro para la españolidad de Naturgy, y para la propia persistencia de la oferta, no está, por tanto, en la opa salvo que haya concertación con CVC y GIP. Que dicha concertación entre los dos fondos existe parece un secreto a voces. Ahora bien, que se pueda demostrar ante un tribunal es otra cuestión.
En cualquier caso, Criteria, presidida por Isidro Fainé, rechazó la opa de IFM a mediados de mayo y ha ido incrementando su participación en Naturgy (actualmente tiene el 26,7%), y ahora ha acordado una tregua con la CVC de Javier de Jaime (quien fue el muñidor de la opa), que no con IFM. Por el momento, no habrá venta de activos estratégicos e IFM no pasará de un consejero en Naturgy. y no habrá prisa en otorgárselo. Ahora bien, el problema es que entre los tres fondos suman más del 50% del capital (en concreto, del 52,1%), que ahora no pueden hacer valer en el Consejo, pero sí en la Junta General de Accionistas, en 2022.
Criteria acuerda una tregua con CVC, no con IFM. Por el momento, no habrá venta de activos estratégicos e IFM no pasará de un consejero. Eso sí, habrá que esperar a la junta de accionistas de 2022
La nota de color: esta ha sido una opa mediatizada. Y ahora resulta, vistos los resultados, que algunos periodistas españoles se encuentran ligeramente cabreados con los engaños que ha soltado Estudio de Comunicación. Por ejemplo, con la supresión o la reducción del dividendo o la exclusión de bolsa. Estudio de Comunicación les ha engañado reiteradamente, aunque algún editor español parecía desear ser engañado. IFM se ha gastado una pasta en publicidad, algo bastante ajeno a los fondos, y ha usado la comunicación como arma financiera. Aún así, el fondo australiano ha fracasado… salvo que exista concertación con GIP y con Javier de Jaime, el hombre de CVC, al que en Criteria llevan meses llamando traidor y ahora intenta apaciguar los ánimos frente a Caixa.
Pero lo que no tiene pase es la actitud de Sánchez y Ribera. Ahora resulta que son los catalanes quienes tienen que defender la españolidad de nuestras empresas. Cosas veredes, amigo Sancho.