Los resultados de Cellnex han cumplido “los objetivos de crecimiento orgánico del grupo, que viene a reforzar el alineamiento con el nuevo capítulo estratégico”, ha señalado Tobías Martínez
El hombre del milagro Cellnex, Tobías Martínez, tiró la toalla en vísperas de Navidad, harto de los fondos, curiosamente más de aquellos que no estaban presentes en el Consejo. Ojo, TCI no lo estaba pero lo estará a partir de la próxima Junta.
Tobías había creado una joya, una empresa, además, con sistema anglosajón de financiación. Se le permitía un fuerte endeudamiento porque las cosas iban bien: no repartía dividendo pero se revalorizaba como ningún otro valor bursátil.
Para Tobías, 2022 fue un suplicio. Los fondos le reprocharon su derrota en la subasta de las torres de Deutsche Telekom. Con la subida de tipos, a los institucionales empezaron a no salirles las cuentas y, cosas veredes Sancho, empezaron a reclamar justo lo contrario de lo que suelen pedir habitualmente: dividendo, además de menos velocidad de crucero porque había que consolidar lo ganado.
Al comienzo, Martínez intentó convencerles de que el mundo no se acababa en Alemania, que habría otra oportunidades de crecimiento para no cambiar de estrategia. Pero la presión se volvió insoportable y Tobías anunció su marcha. A meses vista, ciertamente pero su decisión no tenía marcha atrás.
Y fue una decisión dolorosa, al menos por dos razones: suponía una prejubilación -tiene 63 años- y dejaba sin defensa a su equipo. Verbigracia: lo previsto era que le sucediera como CEO Alejandro Mestre, su segundo. Eso, ahora mismo, ha quedado en el alero.
Es curioso, a las empresas españolas se les pesa el endeudamiento al gramo. Y para una que, como Cellnex, juega a lo anglosajón, le cortan las alas
En pocas palabras, vivimos en un capitalismo de fondos, dirigidos por unos gestores que también trabajan con el dinero de los demás, de sus partícipes, que aseguran no intervenir en la gestión pero cada día intervienen más y, además, pretenden que los gestores trabajen a sus órdenes porque la empresa es de su propiedad. No, no lo es, es propiedad de sus partícipes, que no es lo mismo. Un fondo se gestiona como una propiedad pública, no como una propiedad privada.
Y en resumen, que el capitalismo de fondos se ha cargado otra exitosa empresa española. Porque claro, ahora resulta que el nuevo consejero delegado sufrirá las misma urgencias y presiones que padeció Tobías Martínez. Aún más; con la subida de tipos y la necesidad de consolidar muchas inversiones, a algunos fondos en el capital de Cellnex, para rentabilizar su inversión sólo les quedan dos caminos: o venta de activos -eso sería una locura en una empresa como Cellnex- u operación corporativa.
Es curioso, a las empresas españolas se les pesa el endeudamiento al gramo. Y para una que, como Cellnex, juega a lo anglosajón, le cortan las alas.
¿Será Marco Patuano, expresidente, el sustituto de Tobías Martínez como CEO de Cellnex? Patuano tiene 58 años, experiencia en el sector y en Cellnex y personalidad para lidiar con los dos fondos: necesitará todo eso y algo más, aunque represente a Edizione, tercer accionista de Cellnex.
Y es que el capitalismo de fondos no permite industrializar. A los fondos socios de una empresa lo que menos les importa es el futuro de la empresa. Lo único que pretenden es rentabilizar su inversión en el menor lapso posible.
Patuano tiene 58 años, experiencia en el sector y en Cellnex y personalidad para lidiar con los dos fondos: necesitará todo eso y algo más. El capitalismo de fondos no permite industrializar
Cellnex, otro éxito empresarial español víctima de los fondos... que ya piensan en una operación corporativa que les permita hacer caja, Las infraestructuras de comunicaciones les importan menos.