Todo iba bien hasta que la situación económica, principalmente en Europa, se estropeó y el BCE anunció que subiría los tipos de interés y comenzaría a reducir el dinero en circulación, con el objetivo de aplacar la inflación. Fue a partir de entonces cuando los fondos, accionistas de Cellnex, se pusieron nerviosos y exigieron un giro de 180 grados en la estrategia de la compañía.

En otras palabras, consideraron que había llegado el momento de recoger los frutos a su inversión y que el modelo anterior de crecimiento había llegado a su fin. Sobre la mesa, la cotización de la compañía que, tras un 2021 muy positivo -alcanzó los 60,7 euros por título en agosto, su máximo histórico- sufrió de lo lindo en 2022 con una caída del 39,5%. Sí, los fondos consideraron que el modelo, hasta entonces exitoso, había llegado a su culmen y había que cambiarlo rápidamente.

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En ese contexto interno, Tobías Martínez quiso presentar una oferta ganadora por las torres de Deutsche Telekom en Alemania, el mercado europeo más importante y la asignatura pendiente de Cellnex, presente en todos los territorios significativos salvo en Alemania.

Pero una cosa es querer y otra es poder, y Martínez finalmente no pudo presentar la oferta que él quería, sino que, por orden de los fondos accionistas, tuvo que presentar -julio de 2022- una oferta perdedora. Al final, la operación se la llevaron DigitalBridge y Brookfield, que pagaron 17.500 millones de euros por el 51% del activo.

Aquello marcó un antes y un después para el CEO de Cellnex, empeñado en demostrar que el modelo de crecimiento ejecutado hasta el momento no estaba agotado. Pero los fondos no pensaban lo mismo y la situación se repitió en noviembre con Vantage, la filial de Vodafone con activos en Reino Unido, Alemania, Portugal y España. En aquella ocasión, los premiados fueron los fondos KKR y GIP, ante la frustración de Martínez por no poder presentar la oferta deseada.

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En definitiva, la salida del CEO ha sido la ratificación del final de un modelo de crecimiento y el inicio de otro basado en el crecimiento orgánico, menos costoso económicamente, pero infinitamente más extenso en el tiempo. El problema, en cualquier caso, es que no es tan sencillo cambiar de modelo, porque, entre otras cosas, ¿cómo va a dividendar Cellnex con una deuda de 17.000 millones de euros? Y menos mal que el 77% está a tipo fijo, porque si no… 

De ahi la sospecha de que lo que pretenden los fondos es una fusión o un troceo de la compañía para vender activos.