El Mundo publica este lunes una entrevista con Miguel Garrido, vicepresidente primero de la CEOE, cargo al que accedió después de que Antonio Garamendi se impusiera en las elecciones de la patronal en noviembre, y preside desde junio de 2019 la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM).

En la citada entrevista, Garrido defiende una política económica menos intervenida, en la que se abandone la petición constante de ayudas públicas (incluidas las empresas) y se apueste por ser más competitivo.

El vicepresidente primero de la CEOE subraya: "España tiene un problema con la economía sumergida al que no se está prestando demasiada atención. También se ha visto en el servicio doméstico. Creemos que la economía sumergida está alentada por determinadas políticas del Gobierno de articular políticas de subvenciones que a muchas personas les disuaden de buscar un empleo regulado".

Teniendo una tasa de desempleo elevada –seguimos siendo los que tenemos la mayor tasa de Europa– hay infinidad de posiciones que no se cubren, denuncia Garrido

El vicepresidente de la CEOE lo ejemplifica: "Teniendo una tasa de desempleo elevada –seguimos siendo los que tenemos la mayor tasa de Europa– hay infinidad de posiciones que no se cubren. El mercado laboral tiene un problema en España, nadie lo puede discutir, y deberíamos ser mucho más rigurosos al buscar soluciones al problema. Hay problemas de regulación, exceso de liquidez y desincentivos al trabajo porque hay personas que optan por recibir subsidios que son incompatibles con el trabajo. Tenemos que hacer una reflexión: hay colectivos que tienen enormes dificultades y como sociedad tenemos la obligación de ayudarlos, pero en muchos casos estamos poniendo un parche temporal que no está ayudando a solucionar el problema. Deberíamos reconsiderar el modelo de ayuda permanente a todo y a todos, incluidas a las empresas, que estamos permanentemente reclamando ayudas... igual lo que tenemos que pedir es que nos dejen ser más competitivos sin necesidad de ayudas, porque si no estamos creando una economía muy intervenida y dirigida".

Y es que ya lo denunció Hispanidad: las subvenciones crean vagancia y burocracia.