Cepsa ha presentado este miércoles, por fin, su nuevo plan estratégico, con el que dará su ‘giro verde’ de cara a 2030, aunque con incógnitas importantes por resolver. Eso sí, aspira a ser líder en España en biocombustibles e hidrógeno verde.

Antes de entrar en los objetivos que se plantea en la Estrategia 2030, llamada ‘Positive Motion’ (Movimiento Positivo), conviene destacar la ‘rareza’ de Cepsa. Y es que es una petrolera que tiene como socio industrial y mayoritario al fondo soberano de Abu Dabi (Mubadala), que controla el 61,5% del capital, pero no se encarga de la gestión. De esta última materia se encarga el fondo de inversión estadounidense The Carlyle Group, que posee el 38,5% restante. Recuerden que este último entró en Cepsa en octubre de 2019, cuando Mubadala le vendió el 37% por unos 4.000 millones de euros, y que elevó ligeramente su participación al 38,5% en marzo de 2020, y aunque lo habitual en la mayoría de fondos es que se planteen un horizonte de cinco años para rentabilizar sus inversiones y después irse, Carlyle no parece que lo vaya a hacer.

No se aclara cómo se van a financiar y rentabilizar dichas inversiones, aunque sí que esperan “duplicar el flujo de caja” y tener “un balance fuerte, con un retorno medio del 15% sobre inversiones”, que tampoco es demasiado ambicioso

En la presentación de la nueva estrategia, tanto presencia como online, han quedado preguntas e incógnitas sin resolver y algunas son claves. Por ejemplo, cómo financiará las inversiones de entre 7.000 y 8.000 millones de euros que ha anunciado para lo que queda de década (es decir, hasta 2030). De hecho, la última pregunta de la rueda de prensa ha sido precisamente por la financiación y pese a que el CEO, el neerlandés, Maarten Wetselaar, que ya ha conformado su equipo pero aún no domina el español pero tiene el objetivo de dominarlo “a final de año”, había indicado a Juan Llobell, director de Comunicación y Relaciones Institucionales, que sí se dejaba alguna de las cuestiones planteadas sin responder se lo recordara, no lo ha hecho y por tanto no se ha resuelto la incógnita.

Y en poco más de una hora entre presentación y rueda de prensa, tampoco se ha aclarado cómo se van a rentabilizar dichas inversiones, aunque sí que esperan “duplicar el flujo de caja” y tener “un balance fuerte, con un retorno medio del 15% sobre inversiones”, que tampoco es demasiado ambicioso. Es decir, no sabemos si Cepsa lo hará con una ampliación de capital, o elevando su deuda (la neta cerró 2021 en 2.759 millones y solicitó menores recursos a entidades terceras, lo que es una buena noticia, porque una mayor liquidez a costa de incrementar la deuda no es un buen negocio), o si incluso podría replantearse salir a bolsa. Recuerden que Cepsa fue excluida del parqué en 2011, cuando el fondo soberano de Abu Dabi International Petroleum Investment Company (IPIC) se hizo con el control, y más tarde, en 2017, se fusionó con Mubadala Development Company, tomando el nombre de este último; y en octubre de 2018 se planteó un regreso a bolsa, pero al final se descartó.

Con 1.800 estaciones de servicio en España y Portugal, quiere crear una de las mayores redes de recarga en Europa: instalará 20 puntos de carga ultrarrápida por semana para que haya uno al menos cada 220 kilómetros, y tiene una gran alianza con Endesa

Con la nueva estrategia, Cepsa afronta “la era del cambio”, que “marca un antes y un después”, ha destacado Wetselaar, con el que buscan ser más sostenibles, reducir su huella de carbono un 55% y la de sus clientes, y “facilitar soluciones positivas a nuestros clientes para descarbonizar sus usos de la energía”. Y considera que la petrolera está bien posicionada porque “tiene el tamaño adecuado: no somos demasiado grandes para cambiar ni demasiado pequeños, pues tenemos suficiente capacidad técnica y conocimientos”. De hecho, aspira a ser líder en biocombustibles con una producción de 2,5 millones de toneladas al año (de las cuales 800.000 serán de combustible sostenible para la aviación -SAF- y ya tiene alianzas con Ias aerolíneas Iberia, Binter y Air Nostrum), y también en hidrógeno verde, con una capacidad de producir 2.000 megavatios (MW) en 2030, superando ligeramente las metas que Repsol se ha planteado en ambos negocios (más de 2 millones de toneladas y 1.200 MW, respectivamente). Y de hecho, para el hidrógeno verde, serán claves los 7.000 MW de proyectos de energías renovables (solar y eólica) que Cepsa quiere desarrollar para consumo propio, aunque no descarta dar servicio a algunos clientes que quieran el paquete completo.

En movilidad sostenible, con 1.800 estaciones de servicio en España y Portugal, ahora quiere crear una de las mayores redes de recarga en Europa e instalará 20 puntos de carga ultrarrápida por semana desde el segundo trimestre para que haya uno al menos cada 220 kilómetros, y tiene una gran alianza con Endesa. Asimismo, en centenares de estaciones de servicio, se habilitarán puntos de repostaje de hidrógeno en todos los corredores de transporte para que los grandes camiones puedan repostar cada 300 kilómetros. Además, las gasolineras se transformarán y ya no serán sólo un lugar donde recargar el coche o repostar o lavarlo, sino que también se podrá hacer la compra, recoger pedidos y comida fresca, o adquirir productos de parafarmacia.

Se ha detenido el proyecto ‘fondo de barril’ que se iba a hacer en la refinería gaditana porque requería una inversión muy grande (1.000 millones) y ya no es apto, al preferise invertir en hidrógeno y biocombustibles. Y es que aspiran a que más de la mitad del Ebitda sea sostenible al final de la presente década 

En hidrógeno, Wetselaar cree que España tiene ventajas únicas y quiere aprovecharlo en sus dos “Energy Parks” (parques energéticos), forma con la que se ha referido a sus dos refinerías (la de San Roque, situada en la provincia de Cádiz, y la de La Rábida, que está en Huelva), situadas en Andalucía, que acapara “el 40% de los consumidores de hidrógeno de España”. De hecho, quieren dejar de usar hidrógeno gris (el que se obtiene de combustibles fósiles) en 2030 y producir 2.000 MW de hidrógeno verde e incluso exportarlo. Eso sí, ha detenido el proyecto ‘Fondo de barril’ que se iba a hacer en la refinería gaditana para producir fueloil con menos azufre, porque requería una inversión muy grande (1.000 millones) y ya no es apto: ahora se prefiere invertir en hidrógeno y biocombustibles. Y es que aspiran a que más de la mitad del Ebitda sea sostenible al final de la presente década. 

Respecto a los negocios de Química y de Exploración y Producción de petróleo, Cepsa quiere aumentar su autonomía: está viendo alternativas para la primera tras suspender el proceso de venta y descarta deshacerse de la segunda, en la que tiene grandes oportunidades de inversión en Abu Dabi, Argelia y Surinam. Y es que aunque apostará por combustibles verdes para la transformación, seguirá comprando crudo y mezclando energías. Respecto al diésel, Wetselaar ha señalado que depende mucho de Rusia y que los flujos continúan pero no con el mismo ritmo y subirá el precio si se tiene que importar de otros sitios, pero por ahora no hay problemas de suministro, y ante el descuento en combustibles anunciado por el Gobierno, ha subrayado que fue un acuerdo y no una imposición, que se ha sumado a una cierta guerra de precios entre petroleras.