Capítulo V. De la más profunda depresión a la euforia desatada, en menos de unas horas. Subida épica delmercado norteamericano en la sesión de ayer que se ha desinflado hoy. Wall Street pliega velas, y nada contracorriente respecto a Europa, y el cierre asiático, con contundencia.
El S&P 500 se deja un 4,5%; el Nasdaq 100, un 5,3%; el Dow Jones, un 3,8%.
Previamente, y de madrugada, celebración en los mercados de Asia. El Nikkei cerraba con alzas del 9%, el Hang Seng de Hong Kong, con subidas del 2,2% que, en el Kospi coreano fueron del 6,6%. El índice compuesto de Shanghai, que ha evitado el desplome de los últimos días gracias al capote que le ha echado el Estado, recuperaba un 1,16%.
El detonante ya lo conocemos todos a estas horas: "Considerando que más de 75 países han convocado a representantes de Estados Unidos, incluyendo los Departamentos de Comercio, del Tesoro y la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), para negociar una solución a los temas en discusión en materia de comercio, barreras comerciales, aranceles, manipulación de divisas y aranceles no monetarios, y que estos países no han tomado represalias de ninguna manera contra Estados Unidos, a instancias mías, he autorizado una pausa de 90 días y una reducción sustancial del arancel recíproco durante este período, del 10%, también con efecto inmediato", ha publicado Trump en su red social, TruthSocial.
China, que ha decidido aplicar aranceles del 84% a EEUU, queda al margen de esta tregua, y Trump contraataca debido a la "falta de respeto que ha mostrado hacia los mercados mundiales”, y asegura impondrá tasas del 125%.
Europa, como es lógico, no se ha querido perder la fiesta.
El Ibex 35, que ha llegado a subir un 8% en la apertura, recupera, al cierre de la sesión, un 4,32%. En el resto de Europa, el Dax de Frankfort, un 4,49%; el Cac 40 parisino, un 3,8%; el FT 100 de Londres, un 3%, y el Euro Stoxx 50, un 4,2%.
El temor que había, (y que hay) es que, con todo lo que tiene que emitir Estados Unidos en los próximos seis meses y, sobre todo, si es en letras, se enfrenta a un periodo de refinanción mucho más corto, porque se produce cada tres meses. “Esto significa que cualquier subida de tipos le va a afectar especialmente"
Por cierto, la UE ha dejado en pausa su respuesta a los aranceles, también por 90 días.
Que el suflé haya caído, como estamos viendo en Wall Street, no era algo descartable para los expertos.
De momento, lo que si se ha relajado es la rentabilidad de los bonos del país. La que descuenta el vencimiento a 10 años, baja más de un 2% hasta el 4,3%; el Tir de la deuda a dos años desciende un 1,6% hasta el 3,8%.
“Hay que ser flexible”, dijo Trump. “El mercado de bonos es complicado. Lo estaba observando y si lo miras ahora, es bonito… ayer la gente se estaba poniendo un poco nerviosa”.
Pero los vencimientos a largo no son el problema. “En ningún momento se ha puesto en cuestión que el Tesoro norteamericano vaya a pagar un vencimiento”, señala José Manuel Amor, socio director del área de Análisis de Mercados, Afi. “El problema es la refinanciación, que le va a salir mucho más cara si el mercado mantiene la deriva de estos días”.
Estados Unidos refinancia el 60% de la deuda con letras “que es lo que hacía Janet Yellen, (ex secretaria del Tesoro), y lo que Scott Bessent sigue haciendo, en el mercado segundario de deuda pública, en el que compramos y vendemos todos”.
El temor que había, (y que hay) es que, con todo lo que tiene que emitir Estados Unidos en los próximos seis meses y, sobre todo, si es en letras, se enfrenta a un periodo de refinanción mucho más corto, porque se produce cada tres meses. “Esto significa que cualquier subida de tipos te va a afectar especialmente porque tienes mucha deuda que se vuelve a repreciar”, añade Amor.
Sin embargo, si la deuda es a largo, los vencimientos están muy redistribuidos en el tiempo. “Puedes tener un mal momento, pero hay margen para corregir antes de que te afecte en exceso”.
Japón (3,8%) y China (2,7%) son los mayores tenedores de deuda estadounidense, aunque con una participación cada vez más reducida en el total de la deuda negociable (del 18% en 2004 y 14% en 2011, respectivamente)
Estamos ante un problema de confianza por parte de los inversores que son los que tienen que acudir a la subasta, “y que pueden pedir mucho más porque el mercado anticipa que EEUU va a crecer menos, además, no sabe si va a ingresar más o va a recortar gasto, y no se fía.”
“Lo que no se puede hacer”, opina el socio de Afi, “es dañar tu imagen ante el mercado, que es lo que ha estado haciendo Donald Trump”.
Y a pesar de que Estados Unidos tiene un déficit fiscal muy abultado, la ventaja con la que cuenta es que, todo el mundo quiere activos en dólares, concretamente, deuda norteamericana.
“Hasta ahora no ha tenido ningún problema”, explica Salvador Jiménez, socio de Afi. “Pero, si lo si los inversores empiezan a perder la confianza sobre EEUU y sobre su moneda, las cosas se pueden complicar. Alguien ha debido levantar la bandera roja para advertir sobre los volúmenes tan elevados a refinanciar, y a qué coste”.
Hay un informe de la OCDE, sobre la deuda que emiten de los países de la organización, del que se desprende que Estados Unidos opta más por las letras que la media, es decir, emite mucha más deuda a corto.
“Es un riego para el emisor, vulnerable ante crisis importantes, como la del Covid, por ejemplo, o la crisis financiera, en las que los inversores suelen desaparecer”.
Así que, “la prudencia aconseja a veces emisiones a largo plazo, en una mayor proporción”.
Pero, además, “los rendimientos de los bonos estadounidenses fijan el precio de las nuevas hipotecas. Determinan el precio y la disponibilidad de financiación para la mayoría de los préstamos de las empresas estadounidenses. Y, lo más importante para Trump, los mercados de bonos controlan la financiación del gobierno”, apunta Manuel Pinto, analista de mercados.
Estados Unidos tiene una deuda de 36,2 billones de dólares y, este año, tienen que refinanciar 9,2 billones de dólares, es decir, el 70%, antes de junio, mes en el que se reúne la Reserva Federal.
Los rendimientos de los bonos estadounidenses fijan el precio de las nuevas hipotecas. Determinan el precio y la disponibilidad de financiación para la mayoría de los préstamos de las empresas estadounidenses
Según los datos facilitados por Afi, la deuda del Tesoro de EE.UU. está financiada en un 57% por inversores privados, de los cuales el 44% son residentes y el resto extranjeros. De los inversores domésticos privados, los fondos de inversion (12%) y las instituciones depositarias (bancos) (5%) son los principales participantes.
La Fed y otras agencias gubernamentales federales financian la tercera parte de la deuda total. El restante 11% de la deuda está en manos de organismos oficiales extranjeros (bancos centrales), donde Japón (3,8%) y China (2,7%) son los mayores tenedores, aunque con una participación cada vez más reducida en el total de la deuda negociable (del 18% en 2004 y 14% en 2011, respectivamente).
Esta reducción se ha hecho de forma gradual. “En el caso de China”, apunta Salvador Jiménez, “puede obedecer más a razones geopolíticas. En el caso japonés, probablemente se deba más a una cuestión de diversificar sus reservas en deuda también de otros países, como la zona euro, conforme se ha recuperado la confianza sobre ella, tras la crisis financiera y otros activos”.
“Entre oficiales y privados, los inversores no residentes acumulan cerca de una cuarta parte de las tenencias de la deuda, reflejando la elevada apertura de este mercado”.

(Distribución de la deuda total, incluyendo las tenencias de la Fed, que pesan un 32%)

(Porcentaje de la deuda que tienen los países sobre el total negociable, excluidas las tenencias de la Fed, que ha caído de forma relevante)