Aunque todo lo que tiene que ver con la startup china DeepSeek, los chips y semiconductores, Nvidia, los centros de datos…centra la atención de los inversores, hay vida en los mercados, más allá de la IA.
Por ejemplo, con claro potencial en Bolsa y a tiro de OPA, lo que no se sabe es quién se llevará el gato al agua, ahí sigue Talgo.
Cotiza en los 3,88 euros. Se comporta especialmente bien en lo que llevamos de 2025 porque recupera un 14%. Y es que no hay nada mejor que dejarse querer, siempre y cuando las injerencias políticas no golpeen la cotización porque, en los últimos doce meses, se ha dejado un 6,4%.
Fue el 7 de marzo, camino de cumplirse un año, cuando el grupo húngaro lanzaba su Oferta Pública de Adquisición sobre Talgo a un precio de 5 euros por acción, lo que suponía valorar la compañía en 632 millones de euros. La cotización se disparó un 11% hasta los 4,39 euros
Pero es que, llegó a sumar pérdidas del 20%, de enero a agosto de 2024, cuando el Gobierno vetó la OPA de Magyar Vagon, el 27 de agosto, por razones de seguridad nacional. Las acciones de la compañía se desploman un 10% hasta los 3,87 euros, nivel en el que cotiza ahora.
Fue el pasado 7 de marzo, camino de cumplirse un año, cuando el grupo húngaro lanzaba su Oferta Pública de Adquisición sobre Talgo a un precio de 5 euros por acción, lo que suponía valorar la compañía en 632 millones de euros. La cotización se disparó un 12% hasta los 4,39 euros.
Y esto significa, que la injerencia del Gobierno le ha hecho perder a la empresa, un 12% de su valor en Bolsa, o lo que es lo mismo, 62 millones.
Hoy capitaliza en los 481 millones.
No hay que perder de vista esos 5 euros que ofrecía el fondo Magyar, un precio que no está dispuesto a rebajar el fondo Trilantic, principal accionista (con el 40% del capital).
Trilantic pasa por alto los argumentos que esgrime el Gobierno sobre la necesidad de ‘proteger’ los intereses de una empresa que considera estratégica, y se reafirma en que, por menos de 5, no vende.
Lo último es que, al ministro de Transportes, Óscar Puente, no le disgusta que el fabricante ferroviario Pesa -controlado por el Estado polaco a través del fondo público estatal Polish Development Fund (PDF)- y el indio Jupiter Wagons (que tiene entre sus accionistas al eslovaco Tatravagonka, con un 19,24% de su capital), puedan entrar en Talgo, siempre que sean participaciones minoritarias.
Mientras, el Consejo de Ministros ha reactivado el escudo antiopas…por si acaso.
Trilantic pasa por alto los argumentos que esgrime el Gobierno sobre la necesidad de ‘proteger’ los intereses de una empresa que considera estratégica, y se reafirma en que, por menos de 5, no vende
Porque Pesa va a por todas y ha fichado al banco galo Société Générale y al bufete Baker McKenzie ... con la vista puesta en lanzar una OPA; y Jupiter Wagons ha hecho lo propio con la estadounidense Lazard y el bufete Eversheds Sutherland... para dar el mismo paso.
La polaca sabe que el Gobierno es el que finalmente va a decir, y se muestra abierta a una asociación estratégica con un socio local, que podría tener nombre y apellido: Sidenor, la mejor colocada porque cuenta con el beneplácito de los Ejecutivos central y vasco, que podría adquirir el 29,9 % del fabricante de trenes que posee el fondo Trilantic.
El problema, que Sidenor ofrece 4 euros por acción, lo que supone valorar Talgo en 500 millones. Y, Sidenor ¿qué dice? Pues, que de momento no ha recibido ninguna propuesta y que se reafirma en la intención de ser el único socio industrial de Talgo…siempre que el Gobierno y el PNV así lo decidan, ahora que están a partir un piñón por la cesión del Palacete de Marceau, en París, al partido de Pradales.
Al frente de Sidenor está el ingeniero bilbaíno José Antonio Jainaga, cercano y afín al PNV. Los nacionalistas vascos persiguen que la sede de Talgo vuelva a Euskadi.
La polaca Pesa se muestra abierta a una asociación estratégica con un socio local, que podría tener nombre y apellido: Sidenor, la mejor colocada porque cuenta con el beneplácito de los Ejecutivos central y vasco
El lehendakari está dispuesto a apoyar un proyecto en Talgo siempre que implique garantizar su viabilidad industrial, y que, además, “implique arraigo”.
Y arraigo significa, según las Cámaras de Comercio vascas, su retorno a Álava un empuje a la imagen como destino empresarial e inversor de la zona. Ya se sabe que las instituciones vascas no dan nunca puntada sin hilo en lo que se refiere a la reivindicación patria, tanto ideológica, cómo ecómicamente.
Así que la denominada desde ahora ‘Operación arraigo’, tendría que cerrarse en las próximas semanas, tal y como quieren ambos Ejecutivos.
Importante, definir los detalles sobre su financiación, a la espera de que, además de la SEPI, se concrete el papel del fondo vasco Finkatuz (que tiene participaciones en CAF, ITP Aero o Kaiku, entre otras empresas), incluso la de Criteria Caixa, que de momento se resiste a entrar en un sector que desconoce.