Raventós Codorníu ya puede brindar en cuestión de números, porque ha vuelto a beneficios en su último ejercicio fiscal (julio de 2022 a junio de 2023). Todo ello, a pesar de los mayores costes que conlleva su apuesta por la producción ecológica,... la cual también es normalmente más escasa. En concreto, los costes de dicha producción son entre un 15% y un 20% mayores, y se necesitan mayores hectáreas de cultivo para obtener la misma cantidad de uva porque el rendimiento es menor, lo que supone un ejemplo más de que todo lo verde es caro.

El fabricante de cava y vino más antiguo de España, que está controlado en un 68% por el fondo de inversión estadounidense Carlyle desde junio de 2018, ha logrado “los mejores resultados de la historia en rentabilidad”, según ha destacado su CEO, Sergio Fuster, en rueda de prensa. El resultado bruto de explotación (ebitda) ha crecido un 16%, pasando de 28 millones de euros al récord de 33,6 millones; y la facturación ha aumentado un 4%, de 215 millones a 227 millones; superando los niveles preCovid en un 20% y en un 30%, respectivamente. Además, el volumen de ventas ha ascendido un 3%, hasta 30 millones de botellas, alcanzando el 13% de la cuota mundial de cava y con crecimientos en exportaciones (en especial a Reino Unido, México, Argentina, Suecia y Brasil) y en España (donde se consolida como líder y aporta el 61,7% de las ventas totales).

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Raventós Codorníu (dueño de las marcas de cava Codorníu, Parxet y Raimet, y de las vinícolas Scala Dei, Abadia de Poblet, Legaris o Bodegas Bilbaínas, entre otras) ha vuelto a números negros, pero no ha detallado la cifra, porque la dará a conocer cuando se celebre la junta de accionistas a principios del próximo año. Se trata de los primeros beneficios desde el ejercicio 2017-2018, que se veían más cercanos tras haber ganado 200.000 euros en el ejercicio 2021-2022. Eso sí, Fuster ha descartado el reparto de dividendo porque la prioridad es “reinvertir en el negocio”. Asimismo, ha referido que la estabilidad accionarial está asegurada todavía por algunos años, pues “las aguas están muy tranquilas y muy enfocadas en el plan estratégico y en general valor”. Y es que tardarán algo más de lo previsto en alcanzar una facturación de 400 millones, el objetivo a medio-largo plazo que fijó Carlyle cuando tomó el control.

Claro que parece que son buenos tiempos, porque “el espumoso está de moda en el mundo”, ha señalado Fuster, y “desde hace dos años el cava está ganando cuota al prosecco (vino espumoso italiano por el que apuesta mucho Freixenet) y el champán”. Asimismo, Raventós Codorníu está apostando por la calidad y el valor, así como por la producción ecológica (ya es del 100% tanto en sus viñedos propios como en la que compra a viticultores locales a través de contratos a largo plazo) que tiene un sobrecoste del 15-20% que “no se ha trasladado en el precio del producto”, ha subrayado el CEO. Es “cautelosamente optimista” respecto a la campaña navideña, con los precios al alza y el auge de la hostelería (la cual aporta el 52% de los ingresos), y siguen atentos a posibles compras para crecer, al tiempo que realizan desinversiones en activos que no usan (como se ha visto con la venta de la bodega Tionio a un inversor chino). Y de cara al próximo ejercicio, aunque han recogido menos uva que otros años por la sequía, “la cosecha ha sido de muy buena calidad”.