Junta General de Accionistas de la inmobiliaria Colonial, tras el susto que sufrieron a cierre de 2022 por la pérdida de valor de sus activos: se aprueba la distribución de dividendo de 0,25 euros por acción, lo que supone un 5% más que el año anterior, lo que implica un importe máximo de 134,9 millones con cargo a los resultados de 2022.

En la misma Junta, se anuncia que la socimi cotizada en el Ibex 35 está planteando llevar a cabo una nueva fase de desinversiones en la segunda parte del año "ya que el primer plan ha ido muy bien", en palabras del consejero delegado de la compañía, Pere Viñolas. Así se "está evaluando extender" el programa de desinversiones en activos no estratégicos: "Tampoco hemos determinado por qué importe sería".

La compañía especializada en alquiler de oficinas en París, Madrid y Barcelona, tal y como indicaba su consejero delegado, ya ha ejecutado un plan de desinversiones en inmuebles por valor de más de 500 millones de euros, de los que 84 millones se han efectuado en 2022. Es decir, que continúa su estrategia de vender Colonial por trozos, con tal de enriquecer a sus propietarios. 

Colonial está controlada por el fondo soberano de Catar (QIA), que es dueño del 19,028%, y por el ingeniero mexicano Carlos Fernández González, que dirige el grupo Finacces, con el 14,8%, y la familia colombiana Santo Domingo a través de Aguila, con el 7,1%, seguidos de Credit Agricole (4,2%) y BlackRock (3,9%).

Recordemos que la familia Puig desembarcó en el capital de la socimi en 2017. Desde marzo de 2022, controlaba el 5,4%, pero hace unos meses anunciaba que aumentaba a cerca del 7,4% su participación en Colonial. Lo que provocaba que Manuel Puig, vicepresidente de Puig y primo del presidente Marc Puig, pasara a formar parte como consejero dominical del Consejo. 

Colonial aún tiene una deuda de 4.934 millones, deuda que consiguió reducir gracias a esas primera tanda de desinversiones. Pero no se puede reducir deuda al tiempo que se ofrece un dividendo tan generoso, más del 100 por 100 del payout, a costa de vender activos. Dicho en otras palabras, Viñolas esta haciendo que Colonial gaste por encima de sus posibilidades económicas, vendiendo el coche para pagar la gasolina, en definitiva, está estirando más el brazo que la manga. Y todo para quedar bien con los propietarios y poder enriquecerlos, eso sí, a costa del troceo de la compañía.. 

Es más, Viñolas, que ha comparecido junto al presidente, Juan José Brugera, ha insistido en que repartir el dividendo prometido es posible por "la solidez de los fundamentales de la compañía y la exitosa ejecución del plan estratégico". Es decir, para pagar el dividendo prometido necesitan, o bien vender activos o bien volver a niveles de apalancamiento peligrosos.