Bob Chapek, CEO de Disney, celebra el buen inicio del año fiscal en resultados y suscriptores
The Walt Disney muestra un comportamiento en suscriptores de sus plataformas de streaming (Disney+, Hulu y ESPN+) muy distinto al de Netflix, con fuertes crecimientos y llegando a un total de 196,4 millones de abonados. Esto ha sido lo más destacado al presentar los resultados de su primer trimestre fiscal (octubre a diciembre), que han mejorado en gran parte por la recuperación del negocio de parques, aunque no hay que olvidar que le faltan ideas en contenidos y que insiste en la pornografía y la agenda LGTB.
El gigante estadounidense del entretenimiento ha sumado 11,8 millones de suscriptores a Disney+ en su primer trimestre fiscal, llegando a los 129,8 millones y superando con creces los 125,7 millones que esperaban los analistas, gracias a la serie El libro de Boba Fett y la película animada Encanto. Esta plataforma de streaming se lanzó en noviembre de 2019 y el CEO de The Walt Disney, Bob Chapek, ha destacado que va camino de alcanzar el objetivo de 260 millones en 2024, algo que ha celebrado la cotización. Por su parte, Hulu ha crecido en abonados un 15% y ESPN+ (de contenido deportivo), un 76%, y ya cuentan en total con 45,3 millones y 21,3 millones.
Suma 11,8 millones de suscriptores a Disney+, llegando a los 129,8 millones y superando con creces los 125,7 millones que esperaban los analistas, gracias a la serie 'El libro de Boba Fett' y la película animada 'Encanto'
Disney ha tenido un beneficio neto de 1.104 millones de dólares (unos 969 millones de euros) entre octubre y diciembre, frente a los 14,92 millones de euros que ganó hace un año. Por su parte, la facturación ha ascendido a unos 19.152 millones, un 34% superior por la recuperación del negocio de parques. En concreto, los ingresos de la división de Medios y Distribución han aumentado un 15% y la de Parques, Experiencias y Productos más que ha duplicado su facturación. “Hemos tenido un comienzo muy fuerte del año fiscal, con un aumento significativo de los beneficios por acción, los ingresos de explotación en nuestros parques y centros turísticos nacionales y el crecimiento de las suscripciones en toda nuestra cartera de streaming”, ha señalado Chapek, tras el flojo último ejercicio fiscal que cerró el pasado septiembre, y ha añadido que habrá “la experiencia cinematográfica” con estrenos en los cines (sobre todo con las grandes franquicias), pero también se seguirán estrenando películas en los servicios de streaming, pues se están gastando miles de millones en contenidos para atraer más usuarios. Además, en una entrevista para la CNBC, se ha preguntado: “Si el metaverso es la mezcla de lo físico y lo digital en un solo entorno, ¿quién puede hacerlo mejor que Disney?”, destacando sus parques temáticos y hace unas semanas, la multinacional recibió la aprobación de una patente de “simulador de mundo virtual”.
La factoría de Mickey Mouse se ha convertido en un gran discípulo del Nuevo Orden Mundial (NOM), como demuestra su apuesta por la ideología de género (feminismo y homosexualismo) y por el ateísmo (mucho panteísmo y nada de Dios). Ahora sus contenidos no son tan inocentes como deberían, sino que se han convertido en adoctrinamiento o “corrupción de los menores”, en palabras del líder de Vox, Santiago Abascal, y hay numerosos ejemplos de su agenda LGTB. Claro que dichas apuestas también han supuesto polémicas y ya hemos asistido a las dos primeras de la época que lidera la nueva presidenta, Susan E. Arnold, quien se confiesa feminista y se enorgullece de su lesbianismo: las críticas del actor Peter Dinklaje a la nueva versión de Blancanieves por ser una “maldita historia retrógrada sobre siete enanos” cuando esperaba algo más progre, y el hecho de que Minnie Mouse haya cambiado su vestido por un traje pantalón. Y Disney tampoco ha renunciado a lo políticamente correcto, aunque a veces le suponga caer en la idiocia: señaló las películas Dumbo, Peter Pan, Los Aristogatos y La Dama y el vagabundo por racistas y decidió bloquear las tres primeras a los menores de siete años.
La factoría de Mickey Mouse es un gran discípulo del Nuevo Orden Mundial (NOM): apuesta por la ideología de género (feminismo y homosexualismo) y por el ateísmo (mucho panteísmo y nada de Dios)
Pero ojo, porque también hay falta de ideas y un buen ejemplo se puede ver en cómo sigue sacando tajada de Star Wars (en mayo estrenará la serie de Obi-Wan Kenobi en Disney+), los superhéroes de Marvel, los clásicos animados en versiones de carne y hueso (conocidas como ‘live action’ -acción real- en el sector) o de algunos personajes de películas destacadas (lanzará Lightyear, basada en la historia del astronauta Buzz Lightyear, unos de los protagonistas de la saga Toy Story). Respecto a las versiones de carne y hueso de los clásicos animados, Disney ha lanzado las de La Bella y la Bestia, Cenicienta, El Rey León, Mulán, El libro de la selva, La dama y el vagabundo, Aladdín, Dumbo, o Alicia en el país de las maravillas, entre otras, a las que se sumará la de Pinocho protagonizada por Tom Hanks.
En la apuesta animada no se puede olvidar que se ha rebajado la relevancia de Pixar (el estudio con el que colaboraba hasta 2004, cuando rompieron relaciones, que se retomaron cuando Rob Iger cogió las riendas de Disney un año después y en 2006 fue comprado): entre sus títulos están la saga de Toy Story, Mostruos S.A., Buscando a Nemo, Los increíbles, Cars, Ratatouille, Wall-E, Up, Brave, El viaje de Arlo, Buscando a Dory, Del revés o Coco, y en gran parte de ellos contribuyó el creativo John Alan Lasseter. Sin embargo, este último tuvo un comportamiento inapropiado y fue acusado de acoso sexual a sus empleadas, pidió perdón por “abrazos indeseados” y otros gestos y se tomó una excedencia. Tras esto, Pixar eligió a Pete Docter, director de Up y Del revés, y a Jennifer Lee, directora de Frozen (no la hizo el estudio Pixar), como nuevos directores de Pixar y Walt Disney Animation Studios, en junio de 2018; Disney decidió no renovar el contrato de Lasseter, que se marchó a finales de 2018; y al año siguiente dijeron adiós Edwin Catmull, uno de los fundadores de Pixar, y Lee Unkrich, director de la primera película de Toy Story y Coco, entre otras. Desde estas salidas, ¿cómo ha cambiado Pixar? Entre sus filmes está Onward, que fue el debut homosexual de Pixar y un fracaso de taquilla, y Luca (nominada al Oscar como mejor película de animación), así como muchos cortos, y ahora intentará sacar más tajada de su gran primer producto estrella -Toy Story- con Lightyear este año.
Claro que en la fuerte guerra de competencia que se vive en el streaming, Disney+ también se dedica al público adulto insistiendo en la pornografía. Por ejemplo, ha adquirido para España la docuserie En el nombre de ellas sobre el caso del fotógrafo Kote Cabezudo, acusado de abusos sexuales a modelos que está a la espera de juicio, y que emitirá la marca de contenido adulto de Disney+ (Star). Ahora, también en Star, se está emitiendo la serie Pam & Tommy, basada en el escándalo que provocó el vídeo sexual grabado por la actriz y modelo Pamela Anderson y el que entonces era su novio (Tommy Lee), que “no es ficción, es una historia muy real”, afirma la plataforma en Twitter.
Esto no es ficción... esta es una historia muy real 💔#PamAndTommy, episodio 4 ya disponible, solo en #DisneyPlus [+18] pic.twitter.com/zgxf9ztIHf
— Disney+ España (@DisneyPlusES) February 9, 2022