En 2023 comenzó a aplicarse el segundo y perverso 0,7, no el de los fines sociales del IRPF, sino el del incremento de las cuotas calificado como mecanismo de equidad intergeneracional. Consiste en un sobrecargo de las cotizaciones sociales que empezó a aplicarse el pasado año 2023. Se trata de una cotización extraordinaria que este año 2024 ya es del 0,7% y que irá subiendo una décima cada año hasta el 1,2%, en 2029.

Naturalmente, será en la proporción habitual. El empresario pagará el 80% -aproximadamente- y el trabajador el 20% restante... lo que es tanto como decir que la empresa pagará el 100 por 100, dado que el conjunto de las cotizaciones sociales surge del mismo sitio.

Ominoso silencio de Vox ante la subida de cotizaciones sociales. Parece que los profesionales, autónomos y microempresarios no formaran parte de su cuerpo electoral. Respecto al PP... le encantan las cuotas tanto como al PSOE

¿Qué hacía hasta ahora el español que estaba dispuesto a trabajar duro, creándose su propia nómina?: convertirse en autónomo o crear una microempresa con un sólo trabajador: él mismo. Pues bien, también esa vía está siendo anulada, dado que las cuotas y las condiciones para el trabajador autónomo o similar se han endurecido con Pedro Sánchez, con una subida de costes anuales en el entorno del 10%.

Con este panorama, un español cada vez tiene menos ganas de ser más libre, creando su propia empresa y viviendo de lo que él mismo genera. Ahora, el objetivo vital de la mayoría de los jóvenes españoles consiste en convertirse en funcionarios: trabajar poco, cobrar poco y jubilarse pronto.

El mecanismo antiempleo de Escrivá, la llamada cuota de solidaridad, aceptado con entusiasmo por la sucesora Elma Saiz, dispara los impuestos laborales para pagar las pensiones

En resumen, el panorama político paralelo, causa primera de todo este disparate, es el siguiente: la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz se jacta de la subida de impuestos laborales, de las cuotas, que están devolviendo el "equilibrio al sistema"... y aumentarán el paro y la vagancia.

Quiere decir la señora ministra que así podrá seguir pagando las pensiones: mentira, hace tres décadas que las pensiones precisan de otros impuestos para satisfacer los 12.600 millones mensuales que nos cuestan las contributivas cada mes, por catorce pagas. Y ojo, que seguimos envejeciendo y el importe aumenta cada mes.

A cambio, crear empleo en España se convierte en una odisea: el emprendedor sólo contrata a un trabajador cuando se le hace ultranecesario y con las debidas cautelas para poder prescindir de él, con trampas o sin ellas, cuando disminuyen las ventas. El empleador se ha convertido en el peor enemigo del empleado. Por fuerza de ley, porque lo cierto es que el empleador paga por el empleado el doble de lo que el empleado se mete en el bolsillo.

El objetivo vital de la mayoría de los jóvenes españoles de hoy consiste en convertirse en funcionarios: trabajar poco, cobrar poco y jubilarse pronto

Y luego dicen que España está triste. No me extraña nada: triste y cabreada.

Del PP no espero oposición a esta situación porque el PP es socialdemocracia de derechas: es decir, le encantan las cuotas tanto como al PSOE pero no comprendo el ominoso silencio de Vox ante la subida de cotizaciones sociales. Parece como si los profesionales, autónomos y microempresarios no formaran parte de su cuerpo electoral. Bien está que Abascal proponga una bajada del IRPF pero mucho más urgente es una rebaja de las cotizaciones sociales. Mejor una anulación de las mismas para que España deje de ser el país con más paro de la UE y de toda la OCDE.

Más: el mecanismo antiempleo de Escrivá, la llamada cuota de solidaridad, aceptado con entusiasmo por la sucesora Elma Saiz, dispara los impuestos laborales para poder pagar las pensiones. Pero cuidado: sólo es un parche, porque, otra vez, seguimos envejeciendo, seguimos sin tener hijos: ese es el problema y no se soluciona subiendo impuestos. Hemos olvidado que la bomba demográfica no consiste en que haya mucha gente sino en que haya pocos jóvenes.