Google, con Sudar Pichai a la cabeza, se ha convertido en una de las herramientas más destacadas del Nuevo Orden Mundial
No es la primera demanda contra Google pero sí la más significativa porque es la primera vez que el Departamento de Justicia de EEUU, y ocho Estados (California, Nueva York, Virginia, Colorado, Nueva Jersey, Connecticut, Rhode Island y Tennesse), solicitan a los tribunales que, “como mínimo” obligue a Google a vender Google Ad Manager, su servidor de anuncios para editores, DFP y la plataforma de intercambio de anuncios, AdX. En definitiva, toda la división de publicidad del buscador.
“El daño es claro: los creadores de sitios web ganan menos y los anunciantes pagan más de lo que pagarían en un mercado donde la presión competitiva sin restricciones podría disciplinar los precios”, señala la demanda.
Obligar a vender la división de publicidad es la clave, porque ese es el negocio principal de Google, del que proceden más del 80% de sus ingresos. La compañía que dirige Sundar Pichai no se ha demorado en contestar y lo ha hecho descalificando al Departamento de Justicia que, según Google, “intenta elegir ganadores y perdedores en el sector altamente competitivo de la tecnología publicitaria”. También ha arremetido contra el Fiscal General de Texas, que interpuso otra demanda “infundada”, según un portavoz de Google, y que fue desestimada en gran parte por un tribunal federal.
Sorprende, en cualquier caso, que la demanda se haya producido bajo el Gobierno progre del demócrata Biden, cuyos principios coinciden con los del buscador, pero es que la demanda se inició con Donald Trump en la Casa Blanca.
Sea como fuere, si prospera la demanda y la Justicia condena a Google a desprenderse de su área de publicidad, podría ser el final de la compañía que tanto daño ha hecho y sigue haciendo a los medios españoles utilizando sus noticias, robándoles la publicidad y, encima, censurando -relegando a la página 10 de la búsqueda- a todo aquel que no sigue los dictados del Nuevo Orden Mundial (NOM) como son la ideología de género, el aborto o el cambio climático. Sí, Google es parásito, ladrón y censor, y además un monopolio, no solo en la publicidad online, sino también en las búsquedas en internet y en el sistema Android para móviles.