Boeing ha sumado recientemente una nueva crisis, menos mal que sus resultados de 2023 no han sido tan malos y redujo las pérdidas a la mitad
Decíamos que a Boeing se le puede denominar ‘El Pupas’ por lo que lleva pasando en los últimos años: problemas de seguridad y dos accidentes con 346 muertos en 2018 y 2019, el batacazo del Covid-19, problemas en otros modelos y en las entregas del 787 por un proveedor... y ahora la crisis del 737 Max 9. Eso sí, ha recibido aplauso bursátil por parte de los inversores (su cotización sube más de un 5%) ante el incremento de ingresos y la reducción de pérdidas a la mitad durante 2023.
Una reacción ante los resultados anuales que no se dio hace unos meses, cuando se informó de la reducción de pérdidas a la mitad y el aumento de ingresos en los nueve primeros meses. ¿El motivo? En aquel momento, los inversores castigaron la rebaja de la previsión anual de entregas de aviones 787 aunque fuera por la culpa de un proveedor.
Ahora, el fabricante aeronáutico estadounidense ha encontrado algo de consuelo en sus cifras del año pasado ante la crisis que vive con el 737 Max 9, a pesar de que se ha guardado sus previsiones para 2024 en un cajón. Una última crisis que surgió tras perder parte del fuselaje en pleno vuelo de un avión de la aerolínea Alaska Airlines, algo que obligó a un aterrizaje de emergencia. Después de esto, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) le ordenó dejar en tierra todos los aviones de dicho modelo en EEUU para su inspección. Además, la FAA abrió investigación días después, algo que no gustó a los inversores, que también castigaron que su gran rival, el europeo Airbus, le ganara en entregas en 2023. Y por si esto no fuera bastante, la semana pasada, un Boeing 757 de Delta Airlines perdió una rueda del morro cuando se preparaba para despegar en el aeropuerto de Atlanta.
En sus resultados de 2023, Boeing salió mejor de lo esperado, han destacado los analistas del Banco Sabadell, y su cotización ha subido un 5% tras conocerse las cifras, a pesar de que acumula una depreciación del 16% este año por culpa de la crisis del /37 Max 9. El año pasado, ha aumentado sus ingresos un 17%, a 71.185 millones de euros, con fuerte aumento en Aviones Comerciales (+30%), muy por encima del negocio de Defensa, Espacio y Seguridad (+8%) y de área de Servicios Globales (+9%). Por su parte, las pérdidas netas se han reducido a la mitad (-55,6%), situándose en 2.068 millones, y el flujo de caja operativo se ha disparado un 70%, arrojando un resultado positivo de 5.499 millones. Eso sí, la deuda se ha quedado en 48.220 millones, la misma que tenía al cierre del pasado mes de septiembre.
Boeing ha subrayado que sigue cooperando con la FAA y su departamento comercial está tomando medidas para reforzar la calidad del programa 737, con inspecciones adicionales en su planta y en los principales proveedores, y con mayor supervisión y la designación de un experto externo que dirigirá una evaluación independiente. Su CEO, David Calhoun, ha señalado a los inversores que “nosotros causamos el problema y lo entendemos” y que “un suceso como este (en alusión a lo ocurrido con el vuelo de Alaska Airlines del 5 de enero) simplemente no debe ocurrir en un avión que sale de una de nuestras fábricas. Simplemente debemos ser mejores”.