Llardén sacó partida de ser presidente ejecutivo, pero ya no lo hará más: ha cedido esas funciones al nuevo CEO, Arturo Gonzalo
Enagás ganó menos en 2021, pero esto no repercutió en gran medida en las remuneraciones de sus consejeros. De hecho, Antonio Llardén siguió cobrando casi el doble que el CEO, entonces Marcelino Oreja, en su último año como presidente ejecutivo. Y es que recientemente, se ha producido el asalto del PSOE a su Consejo y Llardén ha cedido todo el poder ejecutivo a Arturo Gonzalo, el nuevo CEO, iniciando una nueva época.
Llardén ha cobrado 2,143 millones de euros en 2021, un 2% menos que el año anterior (2,188 millones). En concreto, 1,741 millones en metálico (100.000 euros de remuneración fija, 30.000 en dietas, 1 millón en sueldo y 584.000 en variable a corto plazo), a los que se suman 210.000 euros aportados a su sistema de ahorro -que ya acumula 3,5 millones- y 219.000 en otros conceptos.
Los socialistas Pepe Montilla y Pepiño Blanco y el asesor podemita Cristóbal José Gallego vieron incrementada su remuneración, desde los 69.000 euros de 2020 a 160.000, excepto Montilla, que se llevó 166.000
Por su parte, Oreja ha recibido 1,110 millones en 2021, ligeramente por encima de los 1,094 millones del año anterior. En concreto, 922.00 euros en metálico (100.000 euros de remuneración fija, 30.000 en dietas, 500.000 en sueldo y 292.000 en variable a corto plazo), a los que se suman 159.000 euros aportados a su sistema de ahorro -que ya acumula 920.000 euros- y 29.000 en otros conceptos.
En total, Enagás destinó 5,446 millones a remunerar a 18 consejeros, algo más que en 2020, cuando la cifra fue de 5,294 millones a repartir entre 16 consejeros. Las últimas incorporadas al Consejo (María Teresa Arcos y Natalia Fabra) recibieron 85.000 euros, mientras los incorporados con bastante polémica en 2020 (Pepe Montilla, Pepiño Blanco y Cristóbal José Gallego) pasaron de 69.000 euros a 160.000, excepto Montilla que se llevó 166.000.
Por si no ha quedado claro, exmisitros y cargos públicos cobran interesantísimas dietas de una empresa pública. ¡Que tiempos aquellos, cuando los consejeros públicos en una empresa pública revertían todo lo que cobraban al Tesoro público!