Bogas no ve claro el tema del hidrógeno verde: “tiene un presente incierto y un futuro prometedor, pero hoy su coste es absolutamente inviable”
El sueño del hidrógeno verde puede acabar en pesadilla, según apuntan cada vez más voces. En rueda de prensa para presentar los resultados de Endesa en 2022, su CEO, el ingeniero industrial José Bogas, ha señalado que “tiene un presente incierto y un futuro prometedor, pero hoy su coste es absolutamente inviable”, en esto último ha ido en la misma línea de la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, que ha apuntado que “el coste del hidrógeno verde aún no es competitivo”, en su entrevista en El Economista.
Recuerden que el sueño del hidrógeno verde es ampliamente promocionado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, e incluso aspiran a exportarlo al resto de Europa, por ejemplo, a través del futuro hidroducto H2Med, una tecnología que también respalda, entre otros, Enagás, mientras que Francia también quiere incorporar el hidrógeno rosa (producido con energía nuclear). Esta infraestructura “tiene sentido per se pero más producirlo al lado de donde se va a consumir”, según el CEO de Endesa, y por esto último apuestan Endesa y también otras compañías (Repsol y BP, entre ellas). Además, Bogas (68 años) ha referido que “siendo pequeño ya se hablaba de aumentar la interconexión con Francia”.
Y otro aviso para los soñadores, un poquito mentirosos, Pedro Sánchez y Teresa Ribera, que prometen lo imposible. A finales de enero el Gobierno ha otorgado la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable a proyectos de energías renovables que suman un total de 55.000 megavatios (MW), y que deben estar operativos en julio de 2025. Bogas ha explicado que esa nueva capacidad es imposible de materializar a corto plazo, porque actualmente entre eólica y solar España cuenta con 50.000 MW que se han instalado durante mucho más tiempo y en 2022 se alcanzó un récord de nueva capacidad verde instalada de 5.200 MW (de los cuales Endesa aportó 900 MW) y a los que se sumarían unos 2.500 MW en autoconsumo. Ergo, las cuentas no saldrían, porque tampoco hay tanta mano de obra para ello y hay dificultades en las cadenas de suministros y en los materiales necesarios que llegan de China. “Habría que hacer otro decreto ley y extender el plazo, sino la mitad de proyectos se quedarían colgados y la otra mitad costaría mucho más”.
De cara a la revisión, Bogas ha señalado que “afianzaría más cosas, creo que hay que prolongar la nuclear porque creo que no vamos a llegar a los objetivos de bombeo, almacenamiento, termosolar, hidrógeno...”
Respecto al impuestazo energético, que Ribera ve justo, Bogas ha anunciado que lo han recurrido ante la Audiencia Nacional porque “es discriminatorio y no se ajusta a lo que debería ajustarse”. “Los dineros que generemos deben ir a renovables, a mejorar las prestaciones a clientes, a mejorar las redes y a incrementar la digitalización, y todo gravamen va en detrimento de todo esto”, ha señalado. Asimismo, ha subrayado que no es un impuesto sobre beneficios, sino sobre ingresos, que “no ha habido beneficios extraordinarios” (tope ibérico al precio del gas y límite a las energías inframarginales) y que detrae inversiones. Quieren ser tan competitivos como las utilities europeas, pero el impuestazo les perjudicará en ello y para Endesa supondrá el pago de unos 208 millones de euros, de los que ya han abonado el 50%.
En relación a la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), sobre la que Ribera ha anunciado que habrá un debate y consulta pública para recibir ideas, Bogas ha destacado que es bueno que haya un plan y él tenía dudas sobre el 20% del mismo (en especial en lo referido al bombeo, baterías, temosolar y seguridad de suministro). Ahora, de cara a la revisión, ha señalado que “afianzaría más cosas, creo que hay que prolongar la nuclear porque creo que no vamos a llegar a los objetivos de bombeo, almacenamiento, termosolar, hidrógeno...”. Eso sí, ha recordado que se pactó el cierre nuclear, y tienen el mismo interés que el Gobierno en alargar las nucleares o no, pues “estamos en el mismo barco y trabajamos para dar el mejor servicio”, defendiendo la siguiente premisa en política energética: garantizar seguridad de suministro, precios asequibles y dar señales adecuadas para garantizar inversiones en redes y renovables. Y es que Bogas, al estilo un poco de Ignacio S. Galán, considera clave garantizar un marco regulatorio estable e incentivos a largo plazo para acelerar la reducción de emisiones y la descarbonización. Claro que un día antes, Ribera insistió en el cierre nuclear, pero lavándose las manos: “No nos empeñamos en cerrar nucleares, pero hay quienes se empeñan en tirar a la papelera el acuerdo de cierres”. La vicepresidenta ecológica olvidó que las circunstancias hoy son muy distintas... y prefiere dejar para el próximo gobierno la ineludible prórroga de la vida útil de los siete reactores españoles.