Vandellós II, uno de los cinco reactores obra de Westinghouse en España que siguen operativos
La energía nuclear se mueve al alza en el mundo... pero no en España, a pesar de que casi no emite CO2 a lo largo de su ciclo de vida y es esencial en la transición energética como el mejor complemento de las renovables. Aquí el Gobierno -y dentro este tiene muchos enemigos (Teresa Ribera, Diana Morant y Pedro Sánchez entre ellos) no quiere rectificar el calendario de cierre de los siete reactores operativos acordado para entre 2027 y 2035, ¡un gran error!, asfixia al sector a impuestos y ni mucho menos se plantea construir nuevos, como sí harán Francia, Polonia, EEUU o China, entre otros países. Mientras, el productor de uranio canadiense Cameco y el fondo de inversión -también canadiense- Brookfield han anunciado la compra de Westinghouse por 8.100 millones de euros, incluyendo deuda.
Se trata de uno de los grandes constructores de reactores nucleares del mundo, entre ellos cinco de los siete españoles que quedan (en concreto, los dos de Almaraz, los dos de Ascó y el de Vandellós II), y ha ido pasando por muchas manos desde que nació en 1886. Mucho después, tras invertir en distintos negocios, en 1995, Westinghouse compró la cadena de televisión estadounidense CBS y así dos años después pasó a llamarse CBS Corporation, pero dos años más tarde vendió sus actividades nucleares a British Nuclear Fuels Limited, que pasaron a denominarse Westinghouse Electric Company. El antiguo grupo francés encargado de diseñar y construir centrales nucleares, Areva (Framatome desde 2018, cuando fue adquirida por la eléctrica francesa EDF -esta última ha sido recientemente nacionalizada-), rechazó adquirir Westinghouse en 2005, la cual un año después pasó a manos de la compañía japonesa Toshiba, pero el camino se llenó de dificultades (depreciación, disputas legales sobre la construcción de los reactores AP1000 en EEUU, revisión de la carga de trabajo, aumento de la deuda...).
En la actualidad, hay 442 reactores operando en 33 países y otros 58 en construcción en 20 países... y las cifras podrían seguir aumentando, porque hay planes de construir otros muchos, y entre ellos, podría haber uno marroquí
Al final, Toshiba aprobó que Westinghouse se declarara en quiebra al inicio de la primavera de 2017. Y como saben, las empresas en dificultades atraen el apetito de los fondos de inversión: Blackstone y Apollo presentaron una oferta, pero al final fue Brookfield el que se llevó el gato al agua en enero de 2018, por 4.600 millones de dólares (unos 4.720 millones de euros al tipo de cambio actual). Un negocio que fue aumentando, pues adquirió los servicios nucleares de Rolls-Royce dos años después, y que ahora afronta un resurgimiento mundial ante la obsesión climática por las energías limpias y la descarbonización, y ante la crisis energética agravada por la guerra en Ucrania y las sanciones al petróleo y al gas ruso (que incluye elevados precios y temores de desabastecimiento). Claro que Brookfield parece que no quiere ser el único en invertir en una compañía que tiene 9.000 empleados en 19 países dedicados a fabricar o gestionar centrales nucleares: la controlaba a través de la filial Brookfield Business Partners y ahora ha decidido vender el 51% a otra de sus filiales (Brookfield Renewable Partners) y sus socios institucionales, y el 49% restante a Cameco. Esto último, refleja que la minería toma posiciones en el sector industrial nuclear y como los dedicados al uranio sí creen en esta energía.
Paralelamente, en la actualidad, hay 442 reactores operando en 33 países y otros 58 en construcción en 20 países (destacando China), según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas que recoge Foro Nuclear. Y las cifras podrían seguir aumentando, porque hay planes de construir otros muchos, y entre ellos, podría haber uno marroquí: Rusia ha llegado a un acuerdo con el reino alauí para ayudarle en el uso de la energía nuclear con fines pacíficos, según ha informado la agencia de noticias rusa TASS. Una cooperación que podría incluir la construcción de una central nuclear en suelo marroquí, en la frontera con Argelia, cerca de Melilla, como han señalado algunas fuentes a El Español. Este último paso llama mucho la atención... y más en plena guerra en Ucrania y con una fuerte oposición de Occidente contra Vladimir Putin, pues Marruecos es un tradicional aliado de EEUU, mientras que Rusia lo es de Argelia.
Y como en este mundo no dejamos de sorprendernos, la guinda la ha puesto Greta Thunberg, ahora mucho más callada que cuando hacía novillos para proteger al planeta. Y es que en una entrevista en la cadena pública alemana ARD, la activista sueca ha señalado que es “un error” que Alemania cierre sus tres nucleares si eso supone quemar más carbón: “Si ya las tenemos en funcionamiento, creo que es un error cerrarlas para centrarnos en el carbón”. Recuerden que dicho país ha rectificado, en parte, el apagón nuclear que iba a acometer a finales de año: el vicecanciller alemán, ministro de Asuntos Económicos y Acción por el Clima, y miembro del partido Alianza 90/Los Verdes, Robert Habeck, anunció que acepta prolongar, al menos hasta finales de abril, la actividad de dos de las tres centrales que operan en el país, donde se ha tenido que incrementar el uso del carbón, ante el descenso del suministro de gas ruso.