Un año después de la publicación de su famoso informe, Enrico Letta advierte que “la transición (en alusión a la energética) no puede ser contra la competitividad”, sino que debe tener en cuenta empleos, crecimiento económico, etc. y “no puede ser un lujo ni solamente para los que tienen dinero”. Así lo ha referido el ex primer ministro italiano en un evento de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), la cual ha pasado a llamarse Asociación de la Industria del Combustible de España (AICE).

El ex primer ministro italiano ha recalcado que Europa debe apostar por la autonomía para no depender de EEUU, China, o incluso India en un futuro. Por ello, ha defendido la “integración del mercado único europeo para ser autónomos”, pues tenemos la misma moneda, pero 27 mercados financieros diferentes, 27 de energía, 27 de telecomunicaciones... En el caso de la energía, también ha referido que “faltan interconexiones”. Letta considera que hay algunos problemas, como la manera de decidir y el hecho de que la fiscalidad es competencia nacional porque crea asimetría. Además, ha pedido “poner la política industrial al centro porque de esto depende la competitividad”, menos sobrerregulación y más inversiones públicas para la transición.

Representantes de la industria del combustible han defendido la importancia de esta en el camino de la descarbonización, apostando por la neutralidad tecnológica, un marco regulatorio y estable, así como incentivos fiscales. Elena Mateos, directora general de la AOP (ahora AICE), ha señalado que la industria del combustible es estratégica y aporta más del 50% de la energía que se consume en España y del transporte, es la cuarta industria exportadora, crea 200.000 empleos y genera casi un 3% del PIB. De hecho, la capacidad productiva de las nueve refinerías españolas representa más del 13% del total de la Unión Europea. Una industria que lleva tiempo apostando por la descarbonización (a través de combustibles renovables, hidrógeno verde, captura de CO2...), una visión de país y la innovación. “Con cada 1% de combustibles renovables que se aporta, se reducen en 800.000 toneladas las emisiones de CO2”, ha subrayado, pero “se necesita compromiso y voluntad política” para avanzar, pues “la transición energética no es una competencia entre sectores, sino colaboración”.

Manuel García, director general de Política Energética y Minas en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha referido que desde dicho Departamento están “comprometidos con la incorporación de nuevos combustibles”, algo que cuesta creer cuando en las últimas semanas la vicepresidenta tercera y ministra del ramo, SaraAagesen, ha destacado el impulso del vehículo eléctrico y de los puntos de recarga. Eso sí, García ha señalado que hay hasta cuotas de combustibles renovables y que en la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) se ha elevado la previsión de la demanda para 2030.

Luis Cabra, presidente de FuelsEurope (patronal europea de la industria del combustible), así como director general de Transición Energética, Tecnología, Institucional y adjunto al CEO de Repsol, ha subrayado que se trata de “una industria que mueve al 97% de las personas y de las mercancías de la UE” y que las refinerías producen el 50% de las materias primas y de los recursos de la industria química. Asimismo, dicha industria “responde siempre que se la necesita”, como se vio en el Covid y en la DANA, pero la regulación tiene que hacer objetivos realistas y apostar por la neutralidad tecnológica. De hecho, ve “un error grave prohibir el motor de combustión en 2035 porque habrá combustibles renovables y los coches que los usen serán cero emisiones”, y además, dichos combustibles no hacen ser menos dependientes. Cabra considera que “se ha renunciado demasiado pronto a no producir petróleo y gas en la UE”, pues de 106 refinerías que había ahora hay 24 menos y somos importadores netos de combustibles líquidos, aunque no España gracias a que las inversiones en refino la han convertido en exportadora. Claro que “la energía descarbonizada es más cara que la energía que hoy se produce con emisiones, hay un coste de la transición energética, y el consumidor lo va a pagar, por lo que se necesitan propuestas de fiscalidad y acompañamiento”.

Olvido Moraleda, presidenta de AOP (que cambia su nombre por el de AICE) y de BP en España

 

Olvido Moraleda, presidenta de AOP (ahora AICE) y de la petrolera británica BP en España, ha afirmado que nuestro país está bien posicionado para producir combustibles renovables y se debe ahondar en la neutralidad energética. También ha referido que en Europa el coste energético es de unos 51 euros por megavatio-hora (MWh), frente al de unos 11 euros de EEUU, un tema que es clave para la competitividad y para evitar la fuga de inversión, capital y talento. Además, ha destacado que Francia beneficia y protege su industria, al tiempo que avanza en la transición y en reducir emisiones, por ejemplo al reducir la fiscalidad de los combustibles renovables para la agricultura y para particulares. Mientras que España cuenta con “las refinerías más competitivas y eficientes de la UE, con unas inversiones de unos 700 millones al año en transición, pero sin fiscalidad favorable”.

Y como la industrial del combustible se está transformando, la AOP también ha decidido abrir un nuevo capítulo en su historia cambiando su nombre por el de AICE, al tiempo que ha remarcado su compromiso por la autonomía energética y estratégica, por mantener la seguridad de suministro y por una contribución eficiente y accesible de nuestros productos en la transición, apostando por la competitividad y la descarbonización. Al tiempo que “las refinerías (nueve en España y una en Portugal) evolucionan a centros multienergéticos”, que son polos de generación de riqueza y empleo, y tienen un efecto tractor en nuestra economía, ha añadido Moraleda.