La eólica marina y el hidrógeno verde se pueden calificar en este momento como dos ‘grandes’ negocios que se ralentizan. Dos tecnologías inmaduras que son muy del gusto de la vicepresidenta ecológica en funciones, Teresa Ribera, que como saben, prefiere estas a las tecnologías maduras. Sin embargo, a día de hoy no son rentables y encima sus costes han aumentado.

Ya apuntamos en Hispanidad que Ignacio S. Galán, presidente de Iberdrola, ha pisado el freno en lo que iba a ser su producto estrella: la eólica marina. Eso sí, fuentes de la eléctrica hablan más de bien de “revisar” y no de frenar debido a varios motivos: el impacto de los problemas en las cadenas de suministro, el encarecimiento de las materias primas (primero por causa del Covid-19 y después por la guerra en Ucrania) y el aumento del precio del dinero por las continuas subidas de los tipos de interés. Ya saben que Galán sólo se queda donde no pierde dinero y por eso ahora pisa más el freno en eólica marina, especialmente en EEUU, donde ha rescindido contratos para otro proyecto porque las condiciones pactadas no garantizan su viabilidad económica.

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En paralelo, el hidrógeno verde sigue sin ser rentable. Hace un mes, José Bogas, CEO de Endesa, insistía en esta cuestión y refería que “cuesta entre un 10% y un 40% más que el hidrógeno gris (el producido a partir de gas natural u otros hidrocarburos ligeros -como metano o gases licuados de petróleo a través de procesos de reformado), y un 50% más que el gas”. En esa ocasión con cifras, aunque en la misma línea que defendió el pasado febrero, cuando apuntó que el hidrógeno verde “tiene un presente incierto y un futuro prometedor, pero hoy su coste es absolutamente inviable”, por lo que el sueño del hidrógeno verde del Gobierno (impulsado en gran medida por Pedro Sánchez, Teresa Ribera y Enagás con el futuro hidroducto H2Med) puede acabar en pesadilla. Además, Bogas refirió que esa infraestructura “tiene sentido per se pero más producirlo al lado de donde se va a consumir”, algo por lo que no sólo apuesta Endesa, sino también Repsol y BP, entre otras compañías. De hecho, recientemente, Repsol ha iniciado la producción de hidrógeno renovable en la filial Petronor, en el centro industrial situado en Muskiz (Vizcaya) , que usará en la propia refinería como materia prima para fabricar productos con menor huella de carbono (por ejemplo, combustibles renovables) y también en la primera hidrolinera de la plataforma logística del Parque Tecnológico de Abanto Zierbana para propulsar autobuses y transporte pesado. 

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Claro que Bogas no es el único que ha aludido a que el hidrógeno verde aún no es rentable, también lo ha hecho la comisaria europea de Energía, Kadri Simson. Esto explica que Ribera apueste por su desarrollo vía subvenciones públicas, algo que desde el Centro Nacional de Hidrógeno prefieren llamar incentivos, mientras desde la CNMC, su presidenta, Cani Fernández, ha reclamado una “racionalización de las inversiones”. Ahora es la Agencia Internacional de la Energía (AIE) la que apunta que los costes de los proyectos de hidrógeno verde se han disparado un 50% por la inflación, los mayores costes financieros (debido, sobre todo, a las subidas de los tipos de interés) y el encarecimiento de los electrolizadores. Todo esto ha provocado que las ayudas públicas tengan menos impacto del previsto y no basten, por lo que ahora se avanza más despacio en dicha tecnología.

Por cierto, tampoco hay que perder de vista que para producir hidrógeno verde se necesitan muchísimas más renovables, y ojo, porque Bogas ya ha advertido del rechazo que ha empezado a surgir a su instalación en algunos territorios, del hecho de que los costes financieros son altos y de los problemas que hay en la agilidad de permisos y conexiones. Recientemente, desde Bruselas, Miguel Stilwell, consejero delegado de EDP, ha referido que el sector energético se enfrenta a obstáculos como las autorizaciones y las restricciones en la cadena de suministro, ha pedido que se reduzca el tiempo de desarrollo de los proyectos y ha recordado que es imprescindible “un marco normativo sólido y favorable” para resultar más positivo ante los inversores. 

Y en paralelo, el banco público alemán KfW apuesta por potenciar el hidrógeno verde en Marruecos, según The Objective. Además, considera que el reino alauí tiene un enorme potencial para aprovechar las energías renovables, especialmente la solar y la eólica, y va un poco más allá al considerar que con su cercanía a Europa y las líneas eléctricas existentes, podría integrarse en el mercado europeo de la electricidad. ¡Lo que faltaba!