Pobrecito Emilio Saracho, llegó a un sitio llamado Banco Popular, que estaba plagado de rateros, malhechores y demás gente de mal vivir. Incluso había banqueros. 

Montó un buen lío, echó a los que pudo y lo regaló al Santander por un euro. Luego, el pobrecito Saracho aceptó a regañadientes 4 millones de euros por cuatro meses de trabajo y, encima, le sientan en el banquillo de los acusados y allí se pasan seis años hasta que un buen juez, un tal José Luis Calama, le exoneró de toda culpa. Y todo ello a pesar de que los peritos del Banco de España nombrados por el propio juez, cifraran el patrimonio del banco en más de 11.000 millones de euros, con un beneficio ordinario recurrente de 1.150 millones de euros y con un valor en bolsa de 1.300 millones de euros, reducido a la mitad en un solo mes gracias a las valoraciones... ¡de su propio presidente! 

Pues bien, lo del Banco Popular, solvente y rentable, sólo se puede calificar de expolio: fue intervenido y vendido al Santander por 1 euro, con nocturnidad y alevosía, la noche del 7 de junio de 2017. Fautor: la Junta de Resolución Bancaria (JUR) de la Comisión Europea, ante el silencio cómplice del Gobierno de Mariano Rajoy, cuyo ministro de Economía resultó ser el hoy vicepresidente del BCE, Luis de Guindos

Sigamos: el juez de la Audiencia Nacional, José Luis Calama, ha trabajado duro, tan duro que ha tardado media docena de años en terminar la instrucción. En ella, imputa a todo el equipo anterior, el de Ángel Ron y exonera al pobrecito Saracho

El Consejo del Popular de Ángel Ron, era tan inteligente, tan revolucionario, tan brillante... que hasta se estafaba a sí mismo

Curiosamente, al equipo de Ángel Ron se le imputa una ampliación de capital fraudulenta realizada en mayo del año anterior a la intervención, el 2016, por un valor de 2.500 millones de euros Y esto es bello e instructivo porque la ampliación de capital se cerró con unos consejeros, ahora imputados... ¡que pusieron 500 millones de euros, un 20% del importe total! El Consejo del Popular de Ángel Ron, imputado por el juez Calama, era tan inteligente, tan revolucionario, tan brillante, tan exquisito... que hasta se estafaba a sí mismo acudiendo a ampliaciones de capital fraudulentas. ¿No es estupendo?

Lo más importante: en la larguísima y ligeramente disparatada instrucción del juez Calama no figura el interrogatorio más interesante de todos. El que protagonizó el portavoz Carlos Balado, un periodista de solera que ejerció como portavoz del Popular de Ángel Ron y luego de Emilio Saracho. 

Balado le explicó al juez que fue Saracho quien informó a El Confidencial de que el Popular estaba quebrado. Sí, lo han leído bien: el presidente de un banco solvente y rentable, se 'chiva' a un periodista de que el banco que preside está quebrado. Naturalmente, El Confidencial lo publica... cómo no iba a hacerlo si su fuente era el mismísimo presidente. Y a partir de ahí, comienza la agonía.

Hasta un juez puede tenerlo difícil para eludir la declaración de un portavoz que confiesa que el presidente de la entidad le dice a un periodista, para que lo publique, que el banco está quebrado. Pues bien, Calama no lo ha tenido en cuenta porque claro, Saracho acabó por despedir a Balado y ya se sabe que no hay que fiarse de la palabra de un empleado despedido.

A partir de ahí, los rumores, falsos, hundieron el mercado y se adelantaron las retiradas de depósitos... ¡empezando por los del propio Gobierno! Se dice que el Banco Popular cayó por falta de liquidez. Aparte de que en el siglo XXI ningún banco cae por falta de liquidez, Emilio Saracho renunció a una elevada línea de liquidez que el ofrecía el Banco Central Europeo con el aplauso del Banco España. No lo hizo, ¿por qué?

Ahora, el juez Calama pide al Santander una póliza de seguros: ¿Y esto a qué viene? Con Saracho libre de culpa, el Santander va reduciendo sus previsiones de indemnización, que ellos mismos aseguran que en ningún caso alcanzarán los 200 millones de euros

Por cierto, el gran beneficiario del expolio fue el Santander. Pues bien, ahora, el juez Calama pide al Santander una póliza de seguros: ¿Y esto a qué viene? Con Saracho libre de culpa, el Santander va reduciendo sus previsiones de indemnización, que ellos mismos aseguran que en ningún caso alcanzarán los 200 millones de euros.

Simplemente: un expolio. Como para fiarse de la Audiencia Nacional.