Estamos en plena fantasía morisca. Las primeras noticias sobre la entrada de los árabes de STC en el capital de Telefónica se remontan a septiembre del año pasado. Se anunció entonces que la teleco saudí había comprado el 9,95 de la operadora española. A lo mejor era cierto, pero recuerden que para entrar en el accionariado de una empresa estratégica debes pedir permiso al Gobierno, siempre que pases del 5%. Y si quieres entrar en el Consejo, el permiso debe ser doble, además de superar el capital exigido por ley que, en el caso de Telefónica, es del 6,6% del accionariado.

Mientras tanto, en el Gobierno responden que su toma del 9,9% significa haber cumplido con lo prometido

Se dice que los árabes poseen entre el 13 y el 14% del capital, aunque depositado en bancos de inversión. Directamente o a través de derivados, pero a su nombre, poseen, oficialmente, un 4,9% del capital de la operadora.

Pues bien, 10 meses después, repito, 10 meses después, los árabes ni tan siquiera se han dignado pedir permiso, por la ventanilla oficial, para obtener el visto bueno del Gobierno español. Esto parece un pitorreo.

¿Y esto es bueno? No. No es bueno ni que entre Bin Salman ni que entre Pedro Sánchez pero si sólo figura uno en el Consejo mandará aún más... ¡y es el Gobierno!

Mientras tanto, en el Gobierno responden que su toma del 9,9% significa haber cumplido con lo prometido.

¿Y esto es bueno? No. No es bueno ni que entre Bin Salman ni que ente Pedro Sánchez pero si sólo figura uno en el Consejo mandará aún más... ¡y es el Gobierno!