Resultados del FROB del ejercicio 2023.

El FROB es uno de esos hijos tontos que nacieron de la concupiscencia de la política monetaria laxa, laxísima, que padecimos hasta 2007 y que luego se retomó en 2008 hasta muy recientemente y de la ausencia de propietarios que ejercieran el control en nuestras malogradas cajas de ahorros. No es el único. La SAREB es el otro.

El FROB lleva dos años dándonos alguna alegría. Ha cerrado el ejercicio de 2023 con 455 millones de euros de beneficio y cerró el anterior, el 2022, con 2.216 millones de euros, igualmente de beneficios. Así que esta institución, que ha estado varias veces con patrimonio neto negativo (quiebra técnica), nos presenta, al cierre de 2023, un nada desdeñable patrimonio neto de 5.520 millones de euros. Todo serían loas y parabienes si no fuera porque, en este fondo, se han inyectado desde su fundación 51.511 millones de euros de dinero público y otros 2.250 millones de euros del Fondo de Garantía de Depósitos. Es decir: un total de 53.761 millones de euros. Lo que arroja unas pérdidas netas acumuladas de 48.241 millones de euros desde su fundación en 2009.

SAREB, el hermano tonto del tonto FROB tiene fecha de caducidad en 2027, ya veremos si lo cumple o le prorrogan la vida. El FROB no. Ha venido a quedarse como autoridad de resolución nacional

Los beneficios de este año, casi se explican por completo por la subida del precio de la participación indirecta que el FROB tiene en Caixa y que ha supuesto un beneficio de 404 millones de euros. Recuerden que el FROB sólo tiene dos inversiones: el 100% de las acciones de BFA que a su vez mantiene una participación del 17,32% en Caixa y se valora en 6.749 millones de euros al cierre de 2023 y un 50,14% en su hermano más tonto si cabe, la SAREB, que se valora en nada.

Se entiende mal la necesidad de incurrir en gastos generales (7,5 millones de euros, de los que 4,5 millones de euros corresponden a personal y el resto a gastos generales) en una sociedad de mera tenencia de activos públicos y que genera tan pocos ingresos (25 millones de euros en 2023), que es incapaz de poder pagar los intereses de la deuda (23 millones de euros) que aún le queda (la otra la convirtió en capital para absorber deudas), toda ella con el Estado, y que va salvando sus resultados con algún extraordinario y la recuperación de cotización de Caixa. De hecho, durante el ejercicio 2023 ha destruido caja (-52 millones de euros) en sus operaciones corrientes. 

La operativa del FROB te la lleva una buena gestoría y sus asuntos legales, algo complicados, un buen despacho de abogados y nos cuesta 7,5 millones de euros año. Probablemente baste con esa partida de servicios exteriores (3 millones de euros en 2023) que figura en su cuenta de pérdidas y ganancias. Porque cuando venda la participación en Caixabank ¿qué va a hacer esta sociedad? ¿Gestionar una liquidez de 7.000 millones de euros? ¿O la retornará al Estado? Aparecerá entonces una crisis bancaria y nos dirán ¡qué bien que tenemos el FROB! No sabemos para qué, pero cuando aparezca la nueva crisis bancaria, el FROB estará allí... perdiendo dinero.

El FROB sólo ha tenido una actuación, la del Caso Popular, en 2017: ahí demostró su inoperancia absoluta

SAREB tiene fecha de caducidad en 2027, ya veremos si lo cumple o le prorrogan la vida. El FROB no. Ha venido a quedarse como autoridad de resolución nacional, pero su única actuación, caso Banco Popular en 2017, vino a demostrar su inoperancia absoluta. Eso sí, es un sitio magnífico para engordar CV y saltarse las limitaciones presupuestarias para la remuneración de funcionarios, que encuentran en el FROB un buen acomodo.

Por cierto, el 2023 es el último ejercicio del que es responsable Paula Conthe (tres ejercicio al frente del FROB), de la que ahora se dice que va para gobernador del Banco de España. ¿Con qué méritos si la gestión del FROB te la lleva una gestoría y un bufete?