
Galp ha tropezado en beneficios en 2024, como se refleja en sus resultados. Y los motivos han sido varios, principalmente, la menor producción de petróleo y su menor precio, así como la caída de los márgenes de refino. Aspectos que también han notado otras compañías del sector, como la anglo-neerlandesa Shell, las estadounidenses Chevron y ExxonMobil, la francesa TotalEnergies, la noruega Equinor y la británica BP.
Y el mercado no ha premiado a la petrolera portuguesa, a pesar de reducir deuda neta en un 14%, anunciar una subida del dividendo en un 15% (a 0,62 euros por acción) y una recompra de acciones por 250 millones de euros. La cotización baja más de un 4% al mediodía.
Galp ha bajado su beneficio bruto de explotación (ebitda) un 7% en 2024, hasta 3.297 millones de euros. Por negocios, el mayor desplome se ha dado en el de renovables (-64%, a 47 millones), siendo el que menos aporta al ebitda total; seguido de exploración y producción -denominado upstream en el argot del sector- (-8%, a 2.078 millones; industrial y midstream -transporte y almacenamiento- (-6%, a 876 millones); mientras que el comercial ha sido el único que ha crecido (+1%, a 306 millones).
El beneficio neto de explotación (ebit) ha descendido un 3%, hasta 2.388 millones. En esta magnitud financiera, cabe destacar la menor aportación de upstream (-8%, a 1.595 millones), frente a la mayor del negocio industrial y midstream (+8%, a 747), así como la contribución negativa de 48 millones de renovables. Y la petrolera portuguesa ha cerrado 2024 con un beneficio neto de 961 millones, un 4% inferior al del año anterior, pese a ser el segundo más alto de su historia; y en términos ajustados, la caída ha sido del 16%, pasando de 1.240 a 1.040 millones.
Los citados descensos se deben a la menor producción de petróleo (-6%, en la que ha influido la venta de la participación del 10% en el proyecto Área 4 de Mozambique y la menor producción en Brasil) y de gas (-37%), así como al menor precio de estos combustibles fósiles y la caída de los márgenes de refino. Las inversiones netas (capex) se han reducido un 3%, principalmente, por las desinversiones en upstream en Angola. Esto último ha contribuido en la bajada de la deuda neta, que ha sido del 14%, hasta 1.207 millones, y dejando el ratio de deuda neta sobre ebitda en 0,4 veces.
Las inversiones netas (capex) se han reducido un 3%, principalmente, por las desinversiones en 'upstream' en Angola. Esto último ha contribuido en la bajada de la deuda neta, que ha sido del 14%
Claro que los accionistas no notarán los menores beneficios, porque el dividendo sube y también habrá recompra de acciones. Cabe referir que el 55,1% del capital de Galp es free float, es decir, está en manos del mercado (entre los que hay diversos inversores institucionales, como el estadounidense Massachusetts Financial Services Company, que controla entre el 5% y el 10% de los derechos de voto). El resto del capital se distribuye entre: un 8,2% de Parpública (vehículo para las participaciones del Estado luso) y un 36,7% de Amorim Energia. Esta última compañía tiene su sede en Países Bajos y sus accionistas son dos empresas controladas por la familia portuguesa Amorim y otra que dirige Sonangol -la petrolera estatal de Angola-.

Y por último, recuerden que el pasado 8 de enero dimitió Filipe Silva como CEO de Galp por “razones familiares”, tras revelarse en la prensa lusa que la Comisión de Ética y Conducta de la petrolera investigaba una denuncia sobre conflicto de intereses por la presunta relación que mantenía con una directora de la compañía. Desde ese momento se eligió a Maria João Carioca y João Diogo Marques da Silva como co-CEOs interinos, que a la luz de los resultados han señalado que “no sólo representan que 2024 fue un año de fuerte ejecución para Galp, sino que también establecieron la base para un crecimiento futuro y creación de valor”. Y ojo, porque Carioca ha estimado que la producción este año sea “ligeramente inferior” a la de 2024, pero esperan tener “operaciones normalizadas” para 2026.
Además, en España, donde Galp cuenta con más de 600 estaciones de servicio, siendo el cuarto operador (tras Repsol, Moeve -antes Cepsa- y BP), ha cambiado de liderazgo: como João Diogo Marques da Silva ascendió a co-CEO global, se ha elegido a David Álvaro Merino para llevar las riendas en nuestro país.