General Motors (que está dirigido desde enero de 2014 por Mary Barra) se va definitivamente de Rusia, donde la retirada empezó hace años y tenía una actividad mucho menos relevante que otros fabricantes
Semana algo movida en el sector automovilístico mundial. Lo más destacado ha sido que General Motors se va definitivamente de Rusia, según ha avanzado el diario ruso Kommersant, una decisión que llega en vísperas de que se cumplan cuatro meses desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania y con ella un trágico conflicto. Ahora la gran incógnita es si sentará precedente o no en el resto de fabricantes, que hasta ahora sólo han anunciado paros de producción, ventas, exportaciones e inversiones en el país que preside Vladimir Putin.
El fabricante automovilístico estadounidense con sede en Detroit (Míchigan) ha sido el primero en atreverse a decir adiós, aunque claro también conviene subrayar que su actividad allí no es tan relevante como la de otros. Ya sólo vendía en Rusia coches de alta gama y en el primer trimestre la cifra ha sido de 428 unidades (266 de la marca Chevrolet y 162 de Cadillac). Y es que en 2015, un año después de la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia, decidió parar la producción en dicho país y el pasado 11 de marzo, dejó de exportar coches, tras la prohibición de hacerlo que decretó EEUU.
Ahora General Motors dice adiós definitivamente a Rusia, tras informar a los concesionarios que cesará el suministro de modelos y piezas de repuesto, y que no compensará sus grandes inversiones. Una decisión que se conoce en la misma semana que Stellantis suspendiera su producción en Rusia (donde tiene una planta en Kaluga) por el aumento de las sanciones y las dificultades logísticas, semanas después de que lo hiciera Renault, y aunque este último, por ahora, sortea el parón allí, aún debe decidir qué hacer con AvtoVaz: el fabricante francés controla el 67% de este fabricante ruso que posee la marca Lada, 45.000 empleados y tres fábricas -en Togliatti, Izhevsk y Argun-, las cuales se suman a la que Renault tiene en Moscú. Además, otros fabricantes como Volkswagen, Hyundai o BMW, entre otros, también han parado su producción rusa, y no hay que olvidar que los principales fabricantes rusos son: AvtoVaz (en un 67% propiedad de Renault), Seaz, UAZ, GAZ, ZIL y Avtotor. (que tiene una planta de ensamblaje de coches junto a BMW en Kaliningrado).
En España tampoco hay buenas noticias para el sector automovilístico, que tiene unos 1,9 millones de empleos directos e indirectos: la producción encadena descensos respecto a 2020 y también es muy inferior a la preCovid
El adiós de General Motors a Rusia es el primero dentro del sector automovilístico y ha llegado también en la misma semana que se han producido los de grandes cerveceras. En concreto de la neerlandesa Heineken -que cuenta allí con 1.800 trabajadores, a los que seguirá pagando hasta final de año-, la danesa Carlsberg -que posee la importante marca rusa Baltika Breweries y para la que Rusia representa el 10% de sus ventas y donde tiene 8.400 empleados que serán despedidos- y la belga AB InBev -que es la más grande del mundo y asumirá un impacto adverso de unos 1.000 millones de euros al vender su participación minoritaria en la sociedad conjunta que tiene con la turca Anadolu Efes, y también suspenderá la licencia de producción de Budweiser-.
Paralelamente, en España tampoco ha habido buenas noticias para el sector automovilístico, que aporta el 11% del PIB, representa el 60% de la industria y su cadena de valor tiene unos 1,9 millones de empleos directos e indirectos. Y es que la producción lleva encadenando descensos respecto a 2020 desde el pasado octubre y no hay que olvidar que también es muy inferior a la del año preCovid (2019): 181.401 unidades en marzo, un 20,1% menos que hace un año, según los últimos datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), y ya se acumulan 550.454 unidades en el primer trimestre, un 16,9% menos que hace un año y un 25% por debajo de los niveles del mismo periodo de 2019. Desde la patronal de fabricantes se explica que se debe a un contexto de incertidumbre internacional y escasez de materiales (agravada por la guerra en Ucrania), al que se han sumado también las disrupciones en el transporte de mercancías por la huelga de transportistas de marzo.