Arturo Gonzalo ocupa el cargo de CEO de Enagás desde el 21 de febrero de 2022, pero sin buena evolución del resultado
Después de las primeras presentaciones de la pasada semana, la presente comienza con la primera presentación de compañías vinculadas al sector energético, que por lo menos a mí, me estaba produciendo una incerteza por ver de qué forma afecta la actual crisis provocada por la invasión rusa, que parece que está utilizando este sector como arma principal contra las democracias occidentales.
Puede ocurrir que aún sea pronto para ver este impacto, pero de momento en lo que se refiere a Enagás, a pesar de que ha obtenido un resultado neto de 353,4 millones de euros (M€) en los nueve primeros meses, un 15% superior al del mismo periodo del 2021, este se ha visto salpicado de extraordinarios ya que su Ebitda (resultado de explotación), que ha ascendido a 605,1M€, supone un -9,7% interanual. Los ingresos que se ven afectados por los actuales marcos regulatorios se reducen en un 1% interanual, mientras que los gastos operativos crecen en 47,6M, un 22,1% hasta los 263,6M€, con importantes incrementos en los de explotación (+31,2%) debido principalmente a los costes por electricidad y los de emisiones de CO2. También crecen en un 10,5% los costes de personal por el efecto de unos 10M€ debido a lo que la compañía llama “efecto no recurrente por desvinculaciones”, que no es otra cosa que una regulación de plantillas.
Ls resultados por sociedades participadas han registrado 153,9M€, un 6,1% menos, a pesar de los buenos números de TGP, Saggas y TAP
Los resultados por sociedades participadas han registrado 153,9M€, un 6,1% inferior al pasado ejercicio, a pesar de los buenos resultados registrados por TGP, Saggas y TAP, ya que debido a la venta de la participación en Gasoducto de Morelos esta se encuentra en el balance como “activo mantenido para la venta”. Después de amortizaciones, que crecen un 3,2%, el Ebit asciende a 367,7M€, un 16,2% inferior al del mismo periodo del 2021. Además, no hay que olvidar la bajada del valor (impairment) de Tallgrass Energy en 130-140 millones en el segundo trimestre: se trata de una de sus participadas más destacadas, que afronta un crecimiento de capex (inversiones) con mayor riesgo y menor rentabilidad en parte por la subida de tipos de interés -y con ella también de los costes financieros-, por lo que no reportará dividendos a Enagás hasta el ejercicio 2026.
En el resultado financiero, que asciende a 104,5M€ y que en el tercer trimestre del pasado ejercicio fue de -66,1M€, podemos ver el quiz del resultado positivo de la compañía en los nueve meses del ejercicio: 249M€ de plusvalía por la venta de GNL Quintero, 54,4M€ por la venta del 30% de Enagás Renovables (de la que ya se anuncia otra venta en el tercer trimestre de un 5% a Pontegadea -vehículo de inversión de Amancio Ortega- y en el presente trimestre otro 5% a Navantia. Sin estos resultados extraordinarios, resulta curioso el ultimo comentario de que “la compañía está en línea de alcanzar el objetivo anual de beneficio previsto en su plan estratégico 22-30”. Si en la actual coyuntura energética, que está produciendo una gran demanda en algunos países centroeuropeos por la falta del gas ruso, las empresas gasísticas se lanzan a una super producción, que mantiene sus stocks en barcos anclados en alta mar, va a ser algo más difícil llegar a estos resultados por los costes que esta práctica conlleva.
La deuda se ha reducido en un 16,2%, hasta los 3.583M€, que tiene un coste financiero del 1,7%, con una ventaja adicional en estos momentos y es que más del 80% de la misma se encuentra a tipo fijo
La inversión neta de la compañía gestora del sistema gasista español y transportista de gas en estos nueve meses ha ascendido a 585,4M€, frente a los -52,5M€ del ejercicio anterior y una entrada en caja extraordinaria de 639M€ por la venta de GNL Quintero que refuerza la liquidez de la compañía, que alcanza los 3.632M€ entre tesorería y líneas de crédito por disponer.
La deuda se ha reducido en un 16,2%, hasta los 3.583M€, que tiene un coste financiero del 1,7%, con una ventaja adicional en estos momentos y es que más del 80% de la misma se encuentra a tipo fijo. En la conferencia con analistas, el CEO, Arturo Gonzalo, ha referido que la deuda se situará en torno a los 3.700 millones a final de año y esperan cancelar la deuda en dólares que es más cara, y que tienen una alta protección ante las subidas de tipos de interés.
La intención de la compañía es mantener un dividendo del 1,7% con la premisa de un crecimiento del 2% del Ebitda. Cosa que de momento parece muy lejos en este ejercicio y, ya veremos en el próximo si es capaz de mantener su cuenta de resultados con la actual situación y la autoexigencia puesta en un ambicioso plan de inversiones para el periodo 2022/2030 (como se puede ver en su Plan Estratégico), que incluye 7.530M€ en inversiones y que no contaba con proyectos nuevos como el que nuestro vecino francés se ha sacado de la manga con el proyecto de conducción de gas e hidrógeno Barcelona-Marsella (conocido como BarMar), que puede haber enterrado para siempre el MidCat con Alemania. Un nuevo gol para nuestro presidente del Gobierno pero que pagaremos todos.