Lo más significativo es que estamos hablando de un banco, el JP Morgan Chase, cien por cien Nuevo Orden Mundial (NOM), con antecedentes ligados, incluso, a la familia Rockefeller. Y es que David Rockefeller (1915-2017) fue presidente y CEO de Chase Manhattan Corporation durante los años 1970-1980 hasta que fue adquirida por el Chemical Bank en 1996. JP Morgan Chase surgió más tarde, en el año 2000, de la fusión entre JP Morgan & Co. y el citado Chase Manhattan Corporation.

Vistos los antecedentes del banco y el progresismo de Jamie Dimon -estuvo en las quinielas para ser secretario del Tesoro con Obama-, el giro ideológico del banquero adquiere una mayor relevancia. Dimon, recuerden, fue, junto al CEO de Bank of America, Brian Moynihan, abroncado por Trump durante el Foro Davos por las restricciones del banco a los conservadores. El presidente de EEUU se refería, no sólo a la política de sostenibilidad, sino también al campo ideológico y religioso.

Está claro que Dimon no quiere enfrentarse a Trump y después de aquello, todavía menos. El giro fue inmediato. “Vi cómo gastábamos dinero en algunas de estas estupideces y me cabreó mucho”, afirmó poco después en un evento en Columbus (Ohio), según una grabación de Bloomberg News. “Voy a cancelarlas. No me gusta que se desperdicie dinero en burocracia”, sentenció.

Ahora bien, Dimon no quiso quemar las naves y matizó que el banco seguiría manteniendo la misma motivación hacia la comunidad LGTBQ, así como hacia los negros y los hispanos.

Y mientras en EEUU están de vuelta, en España seguimos yendo, y con entusiasmo, hacia lo woke. Hay, eso sí, un atisbo de esperanza: las empresas no han cruzado la línea de lo trans, con todo lo que eso implica. Menos mal.