En política energética en España, ahora bajo las riendas de la nueva vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, vamos en tan mala dirección como con su antecesora, Teresa Ribera. Desde este Departamento y el resto del Gobierno, Redeia y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) se presume mucho de récords y producción de energías renovables, pero se olvida que eso no basta para garantizar el suministro eléctrico de España.

Eso sí, como complemento de las renovables, que son energías intermitentes y que dependen en gran medida de factores meteorológicos (sol y viento), apuestan por el gas natural, que emite CO2… y por tanto, no contribuye a la descarbonización. Todo ello a pesar de que España tiene otro complemento muy valorado por los expertos: la energía nuclear, que es una energía intensiva. De hecho, los siete reactores españoles generan el 20% de la electricidad del país y lo hacen con muy poca potencia instalada (5,69% del total) y ¡sin emitir CO2! Y ojo, esta última aún sería más barata si no la asfixiaran a impuestos.

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Las renovables generan el 56% del mix eléctrico español este año, como ha destacado Redeia. Asimismo, ha estimado que se cerrará el año con un incremento de su producción de casi el 11%, superando los 149 teravatios-hora (TWh), el mayor dato desde que se tienen registros.

La compañía transportista de luz y gestora del sistema eléctrico español que preside la exministra socialista Beatriz Corredor y es un 20% propiedad del Estado (a través de la SEPI) presume de que la solar fotovoltaica aporta un 17% de la generación, y así adelanta al ciclo combinado y se sitúa por primera vez en la tercera posición del mix en un año nuevamente liderado por la eólica, con el 23%. Sin embargo, la única mención que se hace de la nuclear es para referir que se sitúa tras la eólica, pues “mantendría su segundo puesto con una aportación del 19%”. El ciclo combinado se coloca en el cuarto lugar y la hidráulica (13%) en el quinto.

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Al hilo de estos datos, conviene recordar que el año pasado la nuclear generó el 20,34% de la electricidad española, con sólo un 5,69% de la potencia instalada (7.117 megavatios -MW-); se situó en segunda posición, tras la eólica (23,46%); y sumó 12 años consecutivos produciendo más del 20% de la electricidad en España. El leve descenso en la cifra de previsión de 2024 podría responder a las recargas de combustible en varios reactores, que suelen durar aproximadamente un mes: la vigésimo octava en Almaraz II, la vigésimo sexta en Vandellós II, la trigésimo sexta en Trillo, la trigésima en Almaraz I y la trigésima en Ascó I. Asimismo, habría influido que en la pasada primavera, ante el exceso de generación renovable, se permitió que varias centrales pudieran reducir su carga durante varias semanas para no producir a pérdidas. Además, como guinda al pastel, Ascó II está parada desde el pasado 11 de noviembre por una reparación.

El año pasado la nuclear generó el 20,34% de la electricidad española, con sólo un 5,69% de la potencia instalada (7.117 megavatios); se situó en segunda posición, tras la eólica (23,46%); y sumó 12 años consecutivos produciendo más del 20% de la electricidad en España

Si se cumplen las previsiones de Redeia para 2024, la eólica habría aportado menos que el año anterior: un 23%, en lugar de un 23,46% (esta última cifra la aportó con el 24,57% de la potencia instalada). El ciclo combinado generó el 17,26%, con una potencia del 20,97%; la solar fotovoltaica el 13,99%, con una potencia del 20,07%; y la hidráulica el 9,47%, con una potencia del 13,66%. Además, si la compañía que preside Corredor acierta en sus estimaciones, 2024 se convertiría en el año con menores emisiones de CO2 equivalente derivadas de la producción de electricidad al alcanzar una cifra de 27 millones de toneladas de CO2 equivalente, lo que supondría una caída de más de un 16,4% respecto a 2023, que ya fue mínimo histórico. Y en gran parte de esto ha contribuido la nuclear, segunda energía del mix eléctrico español. 

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En paralelo, desde el IDAE no llegan buenas noticias, pese a la marcha del antinuclear Joan Groizard, que se ha convertido en el secretario de Estado de Energía y por tanto, número dos de Sara Aagesen. Y es que hace poco más de dos semanas, su sucesor en el IDAE, Miguel Rodrigo, anunció que “2025 será el primer año en el que tendremos doblete de generación renovable”. Unas palabras que responden a la previsión de que la eólica también será la primera fuente de electricidad, como en 2023 y en este año; y de que, por primera vez en la historia, la fotovoltaica se coloque como la segunda fuente del mix, por encima de las centrales de ciclo combinado y de la nuclear. Esta última estimación resulta quizá demasiado optimista, pero habrá que esperar para ver si se cumple... o no. Además, cabe destacar que Rodrigo pronunció estas palabras recién nombrado nuevo director general del IDAE y en el VIII Congreso Nacional de las Energías Renovables. ¿Casualidad? Ya saben que no, y menos si se recuerda al poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán Friedrich Schiller, quien defendía que las casualidades no existen. 

El precio diario del mercado mayorista eléctrico español se ha situado en un promedio de 115,33 euros por megavatio hora (MWh) en los primeros 17 días de este mes, un 10,4% superior al de noviembre y un 59,8% mayor al de hace un año (72,17 euros/MWh)

Por cierto, se habla mucho de renovables, e incluso Aagesen, en su primer Consejo Europeo de Energía como vicepresidenta tercera y ministra, se permitió referir que los precios asequibles y estables de la energía “vienen de la mano normalmente de las energías renovables”… Olvidó referir que la nuclear aún sería más barata si no la asfixiarán a impuestos. Por cierto, el precio diario del mercado mayorista eléctrico español se ha situado en un promedio de 115,33 euros por megavatio hora (MWh) en los primeros 17 días de este mes, un 10,4% superior al de noviembre y un 59,8% mayor al de hace un año (72,17 euros/MWh), tocando su máximo en 22 meses, según datos del Grupo ASE. Este alto precio se ha producido a pesar de tantas renovables de las que presumen desde el Gobierno, Redeia e IDAE, por la aportación de los ciclos combinados de gas, cuya actividad ha aumentado un 91% para responder a la demanda, ante la bajada de las temperaturas, la baja producción eólica y una menor aportación de la nuclear por la parada (la Unidad 1 está en parada por recarga de combustible y la Unidad 2 también está parada desde hace más de un mes por una reparación).

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Hace casi una semana, ha habido dos días consecutivos de cortes de luz a la gran industria por parte de Redeia para evitar apagones, donde las centrales de gas que sirvieron de apoyo (ante la menor generación renovable y nuclear) no fueron suficiente para garantizar el suministro. Precisamente, el Gobierno acaba de proponer una regulación para poner en marcha un mercado de capacidad en el sistema eléctrico que garantice la firmeza del sistema, la integración de renovables y la seguridad del suministro,... Desde fuentes del sector, gusta cómo suena, pero habrá que ver en que queda tras las semanas de consulta pública y que dice la Comisión Europea al respecto. Por su aprte, la patronal de las grandes eléctricas (Aelec) -que agrupa a EDP, Endesa e Iberdrola- ha aplaudido la iniciativa, ha referido que los mecanismos de capacidad permitirán “avanzar con más rapidez en la electrificación de la economía y en su descarbonización” y que responde a “una medida demandada históricamente por el sector”. Sin embargo, el Gobierno se ha olvidado de la nuclear y ha primado al ciclo combinado como la energía para atender a los picos de demanda concretos porque se pueden poner en funcionamiento inmediatamente, eso sí, emiten CO2

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Menos mal que van creciendo las voces en contra del cierre nuclear, poniendo énfasis en la que podría ser la primera central en decir adiós (Almaraz, que recientemente ha sido reconocida como una de las mejores del mundo), y defendiendo la prórroga de su vida útil, en línea con lo que está ocurriendo en casi todo el mundo. La nuclear es clave en España para garantizar el suministro, la descarbonización y que la electricidad sea asequible. Además, nuestro país no puede repetir el error de Alemania: cerró sus nucleares y ha disparado el uso del gas y ¡hasta del carbón!