Los resultados de Alphabet, matriz de Google, no han gustado a los inversores y la cotización de la compañía, una de las más capitalizadas del mundo, cayeron el miércoles más de un 7% en bolsa. Y eso que el beneficio aumentó un 23% respecto al ejercicio 2022 y alcanzó los 73.795 millones de dólares (68.150 millones de euros), después de ingresar 307.394 millones de dólares (unos 283.770 millones de euros) en el año, un 9% más.

Google sigue haciendo lo mismo y sigue ganando miles de millones. Es decir, continúa beneficiándose de su posición de dominio -según las autoridades de Competencia de EEUU y Europa-, lo que le permite, entre otras cosas, seguir ‘robando’ la publicidad a los medios de comunicación.

De esta manera, de los 86.310 millones de dólares de facturación del cuarto trimestre, el 76% proviene de la publicidad en internet (65.517 millones), la mayor parte del buscador, aunque también va ganando terreno la de YouTube.

La asignatura pendiente de Google, además de los litigios pendientes en EEUU y Europa, principalmente, es la mal llamada inteligencia artificial, donde lleva dos fracasos acumulados y se ha visto sobrepasada por su rival Microsoft, que compró OpenAI, creadora de ChatGPT.

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“Estamos satisfechos con la fortaleza constante de las búsquedas y la creciente contribución de YouTube y la nube. Cada uno de ellos ya se está beneficiando de nuestras inversiones e innovación en IA. A medida que entramos en la era Gemini, lo mejor está por llegar”, afirmó el CEO de Alphabet, Sundar Pichai.

Lo cierto es que Gemini, presentado en diciembre, es el segundo fracaso de Google en IA -el primero fue Bard- como hemos dicho antes y como adelantó Hispanidad.

Lo más destacado, en cualquier caso, es que Google sigue siendo parásito (utiliza las noticias de los medios), ladrón (les roba la publicidad) y también censor, al relegar a la página 50 las búsquedas que ponen en duda el discurso oficial, políticamente correcto.

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