Felipe Morenés Botín se acaba de incorporar al Consejo de Administración de Santander México como consejero independiente con categoría de suplemente, una figura que no existe en España y que implica gozar de todos los derechos de un consejero, pero sin tener voto cuando acude el titular.

Felipe Morenés es el hijo mayor de Ana Botín y Guillermo Morenés y cofundador de la gestora de fondos Stoneshield Capital, con más de 1.000 millones de activos bajo gestión, y de Delta Tech Investments. Anteriormente, fue socio en Lone Star y trabajó en UBS durante cinco años.

Esto es importante, porque Santander México es, principalmente, una entidad de banca retail, justo de lo que Morenés no tiene experiencia alguna. Efectivamente, su nombramiento, junto con el de Eugenia Gibbons, responde a un proceso de selección de un rigurosísimo cazatalentos y nada ha tenido que ver con el hecho de ser el primogénito de la presidenta del Grupo. Por supuesto, tampoco guarda relación alguna con la sucesión en el banco.

En cualquier caso, no deja de llamar la atención que un gestor de fondos que aún no ha cumplido los 40 años de edad y sin experiencia en banca doméstica sea fichado para formar parte del Consejo de Administración de uno de los principales bancos domésticos de México. Y si lo que buscaba la entidad era alguien con 'expertise' en fondos, ¿por qué Morenés y no alguno de los expertos que ya tiene el banco?

En definitiva, su nombramiento tiene más aspecto de proceso de formación que de fichaje de un asesor experto. Porque eso mismo es lo que hizo Emilio Botín con su hija Ana, que se incorporó al Grupo tras ocho años en JP Morgan (1980-1988), como directora general para pilotar la expansión del Santander por Iberoamérica (1992-1998). En 2002 fue nombrada presidenta ejecutiva de Banesto y de ahí dio el salto a Reino Unido, como consejera delegada de Santander UK, cargo que desempeño entre 2010 y 2014, año en el que fue nombrada presidenta ejecutiva del Grupo.

Ahora bien, Ana Botín tendrá más difícil que su padre nombrar sucesor a su hijo Felipe porque al BCE siguen sin gustarle las dinastías. Además, Ana tendrá qeu entenderse con su hermano Javier, que encarna la otra rama sucesoria. Por cierto, Javier no asistió a la boda de su sobrino Felipe Morenés y Julia Puig, en 2016, no porque renunciara a ello sino porque no fue invitado.

En definitiva, el fichaje del primogénito de Ana Botín por Santander México supone el primer paso de una larguísima sucesión en el Grupo que, en cualquier caso, podría no suceder nunca.