En el siglo XXI, el mayor promotor de pobreza es la ecología
Decíamos ayer... que tanto el presidente de la Reserva Federal USA, Jerome Powell, como la gobernadora (me resisto a llamarle presidenta) del BCE, Christine Lagarde, caminan en la misma dirección. Ambos, el uno más que la otra, piensan que la inflación de hoy es como la de siempre y se soluciona drenando liquidez, reduciendo el acceso al dinero o bien encareciéndolo.
Ahora bien, si hablamos de esto, de meras medidas monetarias, aunque se trate de las medidas económicas más relevantes y las menos seguidas por el gran público, pienso que se equivocan, tanto Jerome Powell desde Washington como la francesa Christine Lagarde desde Fráncfort.
Porque la causa de la persistencia de los altos precios actuales no está en el precio del dinero sino en la amputación verde, sí, en la ecología, que nos mutila, que impone recortes de producción en todo el mundo para salvar al planeta.
Se equivoca Powell y se equivoca Lagarde: la causa de la persistencia de los altos precios actuales no está en el precio del dinero sino en la amputación verde, que impone recortes de producción en todo el mundo
En el siglo XXI, el mayor promotor de pobreza es la ecología. La ecología y la preocupación por la madre tierra, la cruel y estúpida Pachamama, en lugar de por el bien común del hombre, nos condena a la miseria, porque todo consiste en reducir la producción y en una economía triste, de mera subsistencia... por el bien del planeta. Hemos olvidado la regla por la que se ha regido la economía desde que el mundo es mundo. Es decir, hemos olvidado el mandato bíblico de 'Henchid la tierra y sometedla'. Sí, este planeta tiene recursos sobrados para alimentar a decenas de humanidades. Unos recursos que se multiplican gracias a la inteligencia con la que Dios ha dotado al hombre.
A lo mejor ha llegado el momento, no ya de atemperar las ínfulas del cambio climático sino de gritar: ¡Viva el hombre y muera el planeta!. ¿Madre tierra? Más bien madrastra.
Gracias a la tiranía verde hemos conseguido que nuestos hijos sean la primera generación que vive peor que sus padres. Gracias a la obsesión ecológica hemos pasado de una generación que tuvo que luchar por pagar un piso en propiedad a otra que tiene que luchar por vivir en un piso de alquiler... y a veces no lo consigue y tiene que compartir... el alquiler.
Entre otras cosas porque alguien descubrirá algún día que el hombre no tiene capacidad para renovar nuestro inmenso planeta y que la naturaleza, si no le atacas demasiado, se renueva a sí misma
Jerome, Christine: no os preocupéis tanto de reducir la cantidad de dinero en circulación y preocuparos de que produzcamos más para todos. Del planeta nos preocuparemos justo en el momento en que los hombres tengan cubiertas sus necesidades. Y bien cubiertas.
Entre otras cosas porque alguien descubrirá algún día que el hombre no tiene capacidad para renovar nuestro inmenso planeta y que la naturaleza, si no le atacas demasiado, se renueva a sí misma.