De entrada, que Galán haya elegido a Carlos Domínguez para defenderle ya es tocarle un poquito las narices a García-Castellón, dado que intentó inhabilitarle, como digo, en el Caso Villar Mir
Ya se lo advertía el Gran Lope, por boca de su personaje, la aya Gerarda, a su señora Teodora (La Dorotea): "Desconfío de persuadios a lo que vengo, porque si vos dais a entender que sois moza, mejor perdonaréis a vuestra hija sus deberes; que ningún juez sentencia animosamente, si es culpado en el mismo delito".
Mientras, el presidente de Iberdrola se enroca -hace bien- ante las exigencias de los fondos. Pero García-Castellón no levanta su imputación y podría imputar también a la matriz Iberdrola, tal y como hizo con el BBVA
Traducido al caso Villarejo-Iberdrola: el abogado de Ignacio Sánchez Galán en el Caso Villarejo, Carlos Dominguez Luis se empeña en recusar al juez Manuel García-Castellón. Sería la segunda vez, que ya lo intentó, sin otro éxito que el inicial, en el caso Villar Mir y, ojo, con una argumentación similar a la que provocó la inhabilitación de Baltasar Garzón.
Como gestor, Galán es un número uno; como hombre público es un menos uno. Un personaje ante quien sólo cabe una alternativa: o plegarse o discutir
Domínguez Luis alega dos hechos: uno, la no muy afortunada intervención de García-Castellón durante uno de los interrogatorios, donde dio una imagen de proclividad hacia Florentino Pérez, la contraparte, y, dos, por el momentazo en el que, desde el juzgado de la Audiencia Nacional, salen dos autos en una misma tarde: el uno desimputa a Galán y el siguiente le mantiene imputado.
Para entendernos, además de los servicios jurídicos de Iberdrola, Ignacio Galán tiene dos abogados, dos Carlos: Carlos Rodríguez Quiroga, el letrado digamos personal, y Carlos Domínguez Luis, que le representa en el caso Villarejo. De entrada, elegir este letrado ya es tocarle un poquito las narices a García-Castellón, dado que intentó inhabilitarle, como digo, en el Caso Villar Mir.
La segunda empresa del IBEX se juega su futuro en un juzgado de la Audiencia Nacional. Y con ella todo el prestigio del sector clave de la economía española en este momento: la energía
Pero es que, además, el letrado quiere repetir la hazaña. Imposible meterle una querella por prevaricación -es el juez- pero sí puede jugar con la recusación. Ya saben que a Galán le va la marcha.
Ahora bien, otros abogados, por ejemplo el propio Quiroga, aconsejan a Galán que no cometa tamaño error. Al menos por dos razones:
1.Florentino Pérez, ese perro de presa que nunca abandona un bocado, ya sólo busca que su nombre quede a salvo de las escuchas ilegales del gran malmetedor del suelo patrio, el señor Villarejo.
2.En segundo lugar, porque un intento de recusación no haría otra cosa que alargar el proceso.
Por su parte, Florentino Pérez ya sólo busca que no le líen a él
Hasta ahora, los imputados relevantes son el propio Ignacio Galán e Iberdrola Renovables. Ojo, Renovables, no la matriz Iberdrola. ¿Podría el juez García-Castellón ampliar la imputación a la matriz Iberdrola? Sí podría... y eso supone el peor de los escenarios posibles.
En resumen, la segunda empresa el IBEX se juega su futuro en un juzgado de la Audiencia Nacional. Y con ella todo el prestigio del sector clave de la economía española en este momento: la energía.
Mientras, Sánchez Galán se enroca -hace bien- ante las exigencias de los fondos aciconistas para que reduzca su poder. En eso sí hace bien: es un empresario de éxito y ha multiplicado el valor de Iberdrola. En lo que no hace bien es en su prepotencia. Como gestor, Galán es un número uno; como hombre público es un menos uno. Un personaje ante quien sólo cabe una alternativa: o plegarse o discutir.