El presidente del Instituto de Estudios Económicos, Íñigo Fernández de Mesa, y su director general, Gregorio Izquierdo, han presentado el Informe semestral de Coyuntura Económica titulado “La ralentización, principal riesgo para 2023”. La elevada incertidumbre, con altas tasas de inflación y las señales de desaceleración económica generalizada, son la 'tormenta perfecta' para que el IEE alerte de que el riesgo de ir "hacia una etapa de estanflación" es "cada vez mayor". 

"Desde los bancos centrales se pretende enviar una señal clara de que su principal objetivo es reconducir la inflación hasta tasas próximas a sus objetivos", de ahí las subidas de tipos de interés, aunque al mismo tiempo "aumentan los riesgos de recesión en la economía".

El IEE prevé que la economía española registre este año un crecimiento del 4,5% impulsado gracias al ahorro sobre el consumo y la recuperación del turismo, unido a la ausencia de un "shock externo" de la energía que sí sufriran otras economías europeas, y a que España "todavía no ha recuperado los niveles de PIB precrisis". Pero el crecimiento no se mantendrá a estos niveles el próximo año, en el que estiman que el crecimiento será bajo, del 1,2%, a causa de la incertidumbre y puesto que estaremos inmersos en un "proceso de estanflación". Aunque se muestran optimistas por la "resiliencia" del mercado laboral, les preocupan las horas trabajadas, puesto que "según Contabilidad Nacional, todavía no han alcanzado los niveles prepandemia", pese a que aclaran que el sector privado sigue "esforzándose por mantener sus trabajadores, en un contexto de encarecimiento de sus costes de producción, de incertidumbre económica y de bajos niveles de confianza" que perjudican la competitividad de las empresas. 

Advierten de que "en los últimos meses el principal elemento inflacionista son los alimentos": pese a que la inflación se modera débilmente, "está condicionando las decisiones de consumo e inversión de las familias y empresas y está causando un significativo endurecimiento de la política monetaria", y se muestran preocupados porque otro efecto que podría derivarse del aumento de la inflación sería "su traslación a salarios". Para 2023, prevén que "la inflación general sería de un 3,9% mientras que la subyacente podrían situarse alrededor del 3,5% de media". 

Advierten de que "en los últimos meses el principal elemento inflacionista son los alimentos": pese a que la inflación se modera débilmente, "está condicionando las decisiones de consumo e inversión de las familias y empresas y está causando un significativo endurecimiento de la política monetaria"

Toda esta situación lleva al IEE a hablar de una serie de riesgos para 2023, como el impacto de los tipos de interés en las familias y las empresas, la persistencia de la inflación a niveles moderados, o el riesgo de la situación de las finanzas públicas, "con un “mix” caracterizado por una política fiscal basada en una creciente presión fiscal, y otra presupuestaria, determinada por un significativo aumento de los gastos corrientes".

Por lo que propone la adopción de medidas eficaces que compensen los efectos negativos de la inflación, aseguran que el "BCE está adoptando un conjunto de medidas tendentes a asegurar la convergencia de la variación de los precios al objetivo marcado en el medio plazo, vigilando, asimismo, que no se produzcan episodios de inestabilidad asociados a una potencial fragmentación de los mercados financieros en la UEM". Y la consecuencia de estas medidas está siedo el "endurecimiento" de las condiciones de financiación que "afectan a familias, empresas y el sector público".

Por lo que la coordinación y alineamiento con estas medidas y objetivos "deberían marcar las actuaciones de la política económica", por lo que ven necesario "realizar un plan presupuestario orientado hacia la consecución de una mejora de la eficiencia del gasto público" y mejorar las condiciones del entorno en el que operan las empresas, como "la mejora de la regulación, la reducción de las cargas administrativas, la unidad de mercado, así como el crecimiento empresarial".

Hasta hace pocos meses, sólo algunos chiflados, por ejemplo Hispanidad, se atrevían a hablar de recesión en España, advertíamos que se trataba de recesión más inflación, o sea, estanflación, un fenómeno rarito, porque la subida de precios suele llegar por el recalentamiento de la economía. Ahora el IEE advierte: la estanflación puede ser un hecho en España, y el "principal riesgo para 2023".