En plena crisis de la automoción mundial, parece que la incongruencia de Stellantis no tiene límites. El grupo automovilístico (el cual surgió de la fusión del francés PSA y el italo-estadounidense Fiat Chrysler Automobiles, y que tiene su sede en Países Bajos) ha avisado de cierre de fábricas en Europa (hasta ahora, sólo lo había planteado el grupo alemán Volkswagen) si continúa el auge de las marcas chinas, pero tiene parte de culpa en ello.

Stellantis ha olvidado su alianza con la empresa china Leapmotor, que se dedica a fabricar coches eléctricos. De hecho, crearon una sociedad conjunta hace un año y a mediados de junio hablaron de la posibilidad de traer producción a Europa para evitar los aranceles europeos a los coches eléctricos chinos... Y claro, en lugar de hacerlo en Italia, donde el coste de producción por vehículo sería de unos 1.000 euros (sólo teniendo en cuenta el ensamblaje de piezas, no el precio de la batería), preferían optar por Polonia, donde el coste era de unos 400-500 euros, similar al de China, según informó Reuters. Además, anunciaron el inicio de la comercialización de los primeros coches de Leapmotor en nueve países europeos a través de una red de 200 puntos de venta y el plan de alcanzar los 500 en 2026, entre ellos España, donde ya se venden los eléctricos T03 y C10 por 18.900 euros y 34.900, respectivamente.

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También cabe subrayar que el coche eléctrico se está convirtiendo en un cuento chino porque lo que se vende como empresas del gigante asiático que invierten para producir en Europa no es del todo cierto. A finales de septiembre, en prensa se destacaba que Stellantis ultimaba una gran planta de baterías en España, junto a la tecnológica china CATL, pero ojo, no se producirán aquí, sino en el gigante asiático, y se ensamblarán en Zaragoza... y con subvenciones de fondos europeos. La semana pasada, el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, anunció la concesión de 133 millones a la planta de Stellantis Figueruelas dentro de la línea A de baterías del PERTE VEC III, por lo que el grupo ya ha recibido casi 300 millones (más de 272 millones en subvenciones y de 26 millones en préstamos). Y ojo, porque hasta el Banco de España ha advertido que España, Italia y Alemania se están convirtiendo en sirvientes de China: los súbditos de Xi Jinping producen y los europeos montamos lo que fabrican.

Por si todo lo anterior no bastara, el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, ha señalado que es “insoportable” producir coches eléctricos si se compara con los de combustión. El motivo se debe a que los primeros resultan mucho más caros de fabricar que los segundos... y eso se acaba reflejando directamente en el precio de venta. En una comparecencia reciente en el Parlamento italiano, Tavares refirió que los eléctricos son un 40% más caros que los de combustión y eso provoca una “insostenible” presión en la cadena de suministro. Eso sí, no renuncia a los vehículos emisiones cero... 

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Entre los accionistas de Stellantis, el principal es Exor (el holding inversor de la familia italiana Agnelli, fundadora de Fiat), seguido de la familia francesa Peugeot, el Estado galo, el grupo automovilístico chino Dongfeng (1,5%) y varios fondos de inversión. La relevancia de Exor no es baladí, aunque últimamente las cosas no le van demasiado bien en Italia... y ha anunciado más paros de producción en varias plantas del país para adaptarla a las necesidades del mercado: tras frenar la fabricación del Fiat 500 eléctrico en el complejo de Mirafiori situado en Turín, ahora habrá suspensiones temporales en las plantas de Pomigliano d’Arco, Termoli y Pratola Serra en noviembre. Eso sí, el grupo ha destacado que está “decidido a garantizar la continuidad” de las fábricas italianas.

En el caso de las plantas españolas de Stellantis, la situación es mejor. De hecho, en el Salón del Automóvil de París, Tavares ha señalado que “el futuro de las fábricas en España hasta ahora es bastante brillante, porque han estado trabajando muy duro para mejorar la calidad y reducir los costes. Así que están entre las mejores que tenemos en la Unión Europea, las mejores, y para Vigo, Madrid y Zaragoza hay buenos planes”. Aunque ha añadido que “la competencia de las factorías de la Península Ibérica está en el sur”, es decir: “Marruecos, hoy; quizás muy pronto Argelia, Túnez y Egipto, ahí es donde está la competencia y, por supuesto, Turquía”.

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Y en cuestión de resultados económicos, Stellantis no va bien del todo. Tras los descensos de ingresos y beneficio en el primer semestre, acaba de anunciar que sus ventas han caído un 20% en el tercer trimestre, mientras intenta reducir sus inventarios y contener los costes. Un golpe para un grupo que tiene la difícil tarea, no sólo de lidiar con la crisis mundial de la automoción, sino con la de elegir el relevo de Tavares, quien se irá en 2026.