Pablo, ¿se presenta a nuestros lectores por favor?
"Por supuesto. Soy Pablo Gil, economista, inversor y analista de mercados con más de tres décadas de experiencia en el sector financiero. He trabajado en banca de inversión, he sido gestor de fondos y ahora me dedico a la divulgación y formación en economía, mercados e inversión. A través de mis análisis en redes sociales, Newsletters y seminarios, intento ayudar a inversores y ahorradores a entender mejor la economía global y los mercados financieros".
Mercados financieros que, dicen, son un filtro para intentar entender el mundo. “Se observa un interés creciente por inversiones en defensa y tecnologías de guerra electrónica” y, esa disrupción tecnológica”, asegura nuestro economista de esta semana, “junto a las tensiones macroeconómicas han creado un entorno complejo y desafiante”.
“Personalmente creo que estamos ante la mayor transformación económica de nuestra historia reciente”.
Comenzamos.
-Tres meses casi hemos consumido de 2025. ¿Cómo los resume porque… ha habido de todo?
Sin duda, ha sido un inicio de año muy movido. Hemos visto un arranque fuerte en los mercados, pero no como esperaban la mayoría de los inversores, que concentraron su dinero en la bolsa estadounidense en detrimento de otras bolsas como las europeas y la china. La geopolítica ha añadido mucha incertidumbre, y las posturas de Donald Trump frente a los conflictos en Ucrania y Medio Oriente han provocado la sorpresa y el rechazo generalizado de la comunidad internacional. Además, la guerra comercial de EEUU empieza a pesar sobre la confianza del consumidor americano. En Europa, la inversión en defensa ha pasado al centro del debate, con un programa de rearme anunciado por Ursula von der Leyen que podría transformar la industria militar europea y redefinir la autonomía estratégica del continente. En este contexto político tan complejo a nivel global, China sigue reforzando su autosuficiencia mientras que EEUU intensifica su proteccionismo comercial.
-Siete reuniones, siete, de bancos centrales esta semana, cada uno de su padre y de su madre. ¿Cómo lo están haciendo sus responsables?
A excepción de Japón, donde el banco central está subiendo las tasas de interés para luchar contra una inflación cada vez más estructural, el resto de los bancos centrales mantienen su estrategia de abaratar el coste del dinero a medida que las presiones inflacionistas se relajan y la tasa interanual se acerca a su objetivo del 2%. La Fed tiene menos prisa que el resto porque la economía y el mercado laboral siguen mostrando gran resiliencia. En la zona euro la situación es más acuciante debido a la falta de crecimiento económico.
Sin duda, ha sido un inicio de año muy movido
De ahí que el BCE sea más claro en su intención de llevar el nivel de tasas de interés hasta cotas cercanas al 2% para mitad de este año. En Asia, China sigue inyectando liquidez para frenar la crisis del mercado inmobiliario y devolver la confianza al consumidor y a los inversores extranjeros. En general, el mensaje sigue siendo de prudencia ante el nivel extremo de incertidumbre, pero con una clara intención de suavizar la política monetaria en los próximos meses.
-Dice Ursula Von der Leyen que, en 2030, Europa deberá poder defenderse a sí misma. ¿Es posible?
Es una declaración ambiciosa, pero el desafío es enorme. Europa ha dependido históricamente de EEUU para su seguridad, y con el regreso de Donald Trump y su acercamiento a Putin, la UE se encuentra en una situación de vulnerabilidad. El plan de rearme europeo contempla la movilización de hasta 800.000 millones de euros, el fomento de la cooperación industrial y la innovación en defensa. Sin embargo, la fragmentación de la estrategia de adquisición militar y la dependencia de proveedores externos dificultan el camino hacia una defensa autosuficiente. A eso hay que añadir las discrepancias entre los distintos miembros de la Unión Europea, la necesidad de aprobación en los parlamentos de cada país y el reto que supone sortear una burocracia excesiva como sello de identidad de Europa. Pero si finalmente EEUU decide abandonar la OTAN, podría ser el catalizador necesario para afrontar este reto a un ritmo sin precedentes.
-Merz, sin ser canciller, ha revolucionado la política de Alemania y ha logrado el sí del Parlamento a su plan de inversiones. Se rompe el dogma del déficit cero, ¿no es así?
Sí, es un cambio de paradigma en Alemania. Durante años, la política fiscal ha estado marcada por el "Schwarze Null" (déficit cero), pero la situación económica y la necesidad de inversión en infraestructura, tecnología y defensa han llevado a un replanteamiento. La clave será cómo se financia este gasto y si puede generar crecimiento sostenible sin comprometer la estabilidad fiscal del país.
El BCE es el más claro en su intención de llevar el nivel de tasas de interés hasta cotas cercanas al 2% para mitad de este año
-¿Está España preparada para gastar 25.000 millones al año en defensa?
Es un reto con dos frentes: por el lado político, el Gobierno se enfrenta al desafío de incrementar el gasto en defensa cuando la mayoría de los partidos de coalición que le mantienen en el poder no apoyan dicho gasto. Y no se trata de un gasto puntual, sino de una tarea titánica porque España ha estado por debajo de la media de la OTAN en gasto militar durante años. Por el lado económico, el rearme europeo supone para España la oportunidad para fortalecer su industria de defensa, con empresas como Indra, Navantia y Expal, que podrían beneficiarse significativamente. Se estima que estas empresas podrían acceder a contratos multimillonarios, lo que impulsaría la creación de empleo y el crecimiento económico.
Aun así, la competencia con gigantes europeos y las exigencias regulatorias podrían dificultar la participación española en este nuevo escenario. Se espera que el rearme europeo genere un impacto económico indirecto, impulsando la creación de más de 200.000 empleos en el sector de la defensa y la tecnología en toda Europa, con España captando una parte significativa de esa expansión laboral.
Si bien este rearme europeo representa una oportunidad sin precedentes, también supone importantes desafíos para la industria española como la competencia con gigantes europeos como Rheinmetall, Leonardo y Dassault, que cuentan con más experiencia en grandes programas de defensa, lo que obliga a las firmas españolas a innovar y diferenciarse. El rearme europeo no solo es una respuesta a la incertidumbre geopolítica, sino una oportunidad para que España refuerce su industria de defensa y se consolide como un actor clave dentro de la Unión Europea.
-Dicen que los mercados son un filtro para intentar entender el mundo. ¿Qué están descontando, en qué punto estamos?
El orden mundial está cambiando y los mercados tendrán que acostumbrarse a este nuevo entorno. En el plano económico se sigue descontando un escenario de recortes de tipos, pero como novedad, la rebaja del coste del dinero a corto plazo no se está trasladando al coste de financiación a largo plazo, lo que representa un riesgo dado el alto nivel de endeudamiento global. Por otro lado, la persistencia de la inflación y la incertidumbre política dificultan la visibilidad sobre la evolución futura de la economía.
Se espera que el rearme europeo genere un impacto económico indirecto, impulsando la creación de más de 200.000 empleos en el sector de la defensa y la tecnología en toda Europa
A corto plazo, hay una apuesta por las bolsas europeas y china, en detrimento de la bolsa estadounidense. También se observa un interés creciente por inversiones en defensa y tecnologías de guerra electrónica. Lo que está claro es que la disrupción tecnológica y las tensiones macroeconómicas han creado un entorno complejo y desafiante para quienes buscan tomar decisiones acertadas en inversiones y negocios. Personalmente creo que estamos ante la mayor transformación económica de nuestra historia reciente, y con un grado de incertidumbre tan elevado, los inversores tendremos que adaptarnos a un entorno de mayor volatilidad.

-¿Wall Street está perdiendo atractivo respecto a sus competidores?
Si, se aprecia un cambio en el corto plazo, donde los inversores están saliendo de las multinacionales conocidas como los “siete magníficos”, es decir, Apple, Microsoft, Google, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla, y ese dinero se está refugiando en las bolsas europeas y china. Detrás de este movimiento encontramos argumentos de valoración bursátil junto a la pretensión de ampliar el gasto público en Europa y China mientras que EEUU lucha por reducirlo.
-Aranceles, menos gasto público… los ejes de la estrategia Trump. ¿Puede suponer un freno en el crecimiento y en los beneficios empresariales?
Sí, especialmente si Trump intensifica su política de proteccionismo. Los aranceles pueden generar inflación importada y afectar la rentabilidad de empresas con una alta exposición al comercio global. Además, si hay recortes en gasto público, sectores como infraestructura o energías renovables podrían verse afectados. Por otro lado, no debemos olvidar que el crecimiento económico se mide por la evolución del PIB o “Producto Interior Bruto” y que éste se compone de cuatro variables: consumo, inversión, gasto público y comercio exterior. Por tanto, si se lleva a cabo una reducción significativa del gasto público tendrá un impacto negativo directo en el crecimiento económico de EEUU.
Trump pretende eliminar muchos de los problemas que aquejan al país, pero tras más de una década de excesos monetarios y fiscales, debe tener cuidado a la hora de retirar las ayudas
-Aquellos que votaron a Donald Trump pensando que iba a ir mejor la economía, ¿deben preocuparse?
Todo depende de si lleva a cabo todo lo que prometió hacer durante su campaña electoral. Si la guerra arancelaria se convierte en un ataque continuo y recíproco entre socios comerciales, tendrá efectos nocivos no solo para EEUU sino para la economía global. Trump había prometido bajar impuestos y financiar las cuentas públicas con los ingresos procedentes de los aranceles. Pero esa tesis cada vez plantea más dudas por la respuesta recíproca de los países afectados. Por otro lado, reducir drásticamente el gasto público en una economía tremendamente endeudada es arriesgado, porque podría desencadenar efectos indeseados en el crecimiento económico, y tensiones en el coste de la financiación a largo plazo, y en la confianza de los ciudadanos y empresas.
Reducir la regulación podría beneficiar a ciertos sectores, pero no debemos olvidar que fue la falta de regulación del sector financiero lo que acabo por provocar excesos en los balances de los bancos en torno a la burbuja inmobiliaria con el desenlace desastroso de la crisis de 2008. Trump pretende eliminar muchos de los problemas que aquejan al país, pero tras más de una década de excesos monetarios y fiscales, debe tener cuidado a la hora de retirar las ayudas a las que tan acostumbrada está tanto la economía como los mercados.
-¿Hasta qué punto está aflojando la economía americana?
De momento no hay datos “duros” que muestren la existencia de un problema. De hecho, el presidente de la Reserva Federal sigue opinando que la economía americana goza de muy buena salud. Sin embargo, hay una batería de señales adelantadas que sugieren lo contrario. Entre las señales más relevantes se encuentra la desinversión de la curva de tipos, que históricamente ha servido para anticipar recesiones con una gran efectividad, el comportamiento del LEI que aglutina una serie de indicadores adelantados y que lleva un año cotizando en negativo, la confianza del consumidor que se ha hundido y está cerca de los mínimos registrados en 2022.
Durante los próximos meses veremos si esas señales adelantadas comienzan a reflejarse en deterioro de datos de PIB y más tarde en la evolución del nivel de desempleo.
El acercamiento de Trump a Putin ha permitido “blanquear” la imagen de Xi Jinping
-¿China ha empezado a ser un ‘tractor’ de capitales respecto a los mercados occidentales?
China ha dado un giro radical a su política en el último año. Consciente de que necesita apuntalar la recuperación de la confianza de consumidores e inversores, ha comenzado a aplicar políticas de estímulo más agresivas tanto en el plano monetario como fiscal. Pero uno de los cambios más significativos se ha centrado en apoyar a sus empresas privadas, lo que contrasta con la persecución que llevaba a cabo el regulador contra los grandes multimillonarios chinos años antes. La reciente reunión de Xi Jinping con los dueños de Alibaba, Baidu, BYD, Xiaomi y Huawei, entre otros, es una muestra de apoyo y cambio de rumbo inequívoco. Del mismo modo que la apuesta por competir de tu a tu con EEUU ya no es una batalla que se libra en la sombra, sino que se airea para mostrar los avances al más alto nivel como ocurrió con las IAs de DeepSeek y Manus, la mega constelación de satélites SpaceSail para competir con Starlink, la turbina eólica de 16 megavatios, la planta solar flotante de 1 gigavatio o el procesador cuántico Zuchongzhi 3.0.
Y aunque todavía tiene en contra la transparencia regulatoria, las restricciones a las salidas de capital y los desafíos estructurales de su economía, no cabe duda de que es el candidato más claro para disputarle a EEUU la supremacía en el mundo. Por otro lado, el acercamiento de Trump a Putin ha permitido “blanquear” la imagen de Xi Jinping, tan criticado durante tres años por dar sustento a la economía rusa durante la guerra.
Si Trump reduce la presencia de EEUU en las instituciones con objetivos globales, China podría tener una oportunidad única por rellenar esos vacíos y mejorar su imagen internacional.
-Dice un titular:BYD está listo para aplastar la supercarga de Elon Musk y Tesla: así es su supercarga de 1.000 kW. ¿Lo que le faltaba a Tesla?
El sector del vehículo eléctrico se está volviendo cada vez más competitivo. BYD es ya el sexto fabricante mundial y el tercero con más valor en bolsa. Con 4,2 millones de vehículos vendidos el año pasado, y una inversión de 5,5 billones en I+D, es el gran gigante de la movilidad eléctrica. Llevan invirtiendo en el modelo eléctrico casi 20 años desde que empezaron como una empresa de baterías, su visión y trayectoria están muy consolidadas.
El Gobierno se enfrenta al desafío de incrementar el gasto en defensa cuando la mayoría de los partidos de coalición que le mantienen en el poder no lo apoyan
La introducción de estaciones de 1000 kW por parte de BYD representa un desafío directo para Tesla en términos de infraestructura, lo que podría obligar a la empresa de Elon Musk a acelerar su evolución en este campo, en un momento en que los inversores echan de menos ver a Musk dedicado a su empresa en lugar de a tareas relacionadas con la Administración central.
-¿Qué pasará con el precio de la vivienda en España? ¿Cómo arreglamos el problema de la escasez de oferta?
El precio de la vivienda seguirá siendo alto mientras la oferta no aumente significativamente. La falta de suelo urbanizable, los procesos burocráticos extensos y el encarecimiento de los materiales han dificultado la construcción de nuevas viviendas.
A eso hay que añadir una regulación que deja desamparado sistemáticamente al propietario, al que muchas veces se le tilda de especulador sin ningún criterio. El mejor ejemplo es el incremento de la ocupación durante los últimos años, algo que ocurre porque la ley defiende más al que ocupa la vivienda que al dueño de esta.
Hacen falta reformas estructurales que faciliten una mayor oferta, como la liberalización de suelo, incentivos a la construcción y una mayor inversión en vivienda pública. Y un marco regulatorio que ofrezca garantías al propietario de la vivienda para que la ofrezca en el mercado.