Amancio Ortega, el creador de la empresa más grande de España nació en León, un 28 de marzo de 1936, pero se ha demostrado científicamente que él no fue el responsable de la Guerra Civil, iniciada cuatro meses después.

Sí que es responsable de haber creado la primera empresa de España, lo cual molesta un tanto a los comunistas, tipo Pablo Iglesias, mismamente, para quien el socialismo no es otra cosa que envidia.

En cualquier caso, 88 años son muchos años y aunque Ortega, ahora, sí, goza de buena salud, es momento de pensar, no sólo en la sucesión en la gestión, sino en la propiedad.

De su anterior matrimonio, con la fallecida Rosalía Mera, Ortega tuvo dos hijos. En el segundo, cuando matrimonió con Flora Pérez Marcote, tuvo a su hija Marta, que hoy preside Inditex.

Ahí está el asunto. Tiempo atrás, Ortega afrontó su separación matrimonial, fiscalmente nada sencilla, de Rosalía Mera, una cuestión en la que estuvieron comprometidos los entonces pesos pesados de Inditex y el gobierno gallego.

Ahora, casado con Flora Pérez, madre de la actual presidenta de Inditex, Marta Ortega Pérez, hay que plantearse la sucesión de la propiedad, que la de gestión hace tiempo que ha quedado clara entre los dos hombres clave del grupo: Inditex para el abogado del Estado Óscar García Maceiras y Pontegadea -el instrumento de inversión personal de Ortega-, para el número dos de Ortega y su hombre de máxima confianza, José Arnau Serra, inspector de Hacienda, quien manda en Pontegadea, a la vez que mantiene el puesto de vicepresidente de Inditex.

El imperio Ortega se mantiene sobre la vida sencilla de su fundador y sobre todo, dotado de una estructura jurídica de propiedad individual muy original, en su sencillez y que Pepe Arnau ha cuidado con mimo.

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Pero a los 88 años hay que pensar en sucesión -insisto, ahora hablo de sucesión en la propiedad, no en la gestión- y esa sucesión, según fuentes de la compañía Inditex, a falta de cerrar los flecos (hablamos de flecos de muchos millones de euros) puede resumirse así: Inditex para Marta, Pontegadea para Sandra. Pontegadea, se sustenta en los dividendos de Inditex, pero ya ha acumulado un capital, vamos a decir, considerable. El sistema parece adecuado pero exige una separación de patrimonios y eso no es nada sencillo. Si Inditex y Pontegadea se bifurcan, cada uno tendrá que pechar con su propio capital.

Inditex es un caso de éxito por capitalización y de deuda cero. Incluso la marcha de Pablo Isla, sustituido por Maceiras, que en un principio parecía que fuera a resultar algo imposible de salvar, ha consolidado a Maceiras como un gestor de primera. El tándem Marta-Maceiras incluso ha superado los logros de Pablo Isla.

Pero habrá que insistir: aquí hablamos de propiedad, no de gestión y del hilo conductor entre Pontegadea e Inditex que se romperá por el vaso comunicante de la propiedad en cuanto Amancio Ortega culmine su proceso sucesorio. En plata: debe quedar claro qué parte de los activos de Pontegadea acabarán en Sandra y cuántos en Marta, una vez que Pontegadea e Inditex se desconecten, así como de qué forma mantendrá Marta Ortega el control de Inditex, una vez se haya troceado Pontegadea.

A la postre, Marta se convertirá en la gestora de los grandes almacenes y, en el entretanto, Sandra Ortega Mera, ahora mismo la mujer más rica de España, seguirá regentando una sociedad de cartera... que será la más importante del país.

En cualquier caso, si Arnau logra un acuerdo sobre los activos de Pontegadea -no olvidemos que Sandra Ortega ya es, hoy, la segunda accionista de Inditex- puede que la sucesión del hombre más rico de España sea un modelo para todo el mundo. Pero sí: hay que oponerse de acuerdo sobre el reparto de activos y la valoración de los mismos. En ello trabaja el inspector de Hacienda Arnau, bajo el principio antedicho: Inditex para Marta, Pontegadea para Sandra.

Nota al margen: el impuesto de sucesiones de Galicia no es tan confiscatorio como el de la comunidades autónomas socialistas, verdaderamente depredadoras de las herencias... pero tampoco es el de Madrid.