Ahora mismo, la acción de Indra en bolsa ya ha superado el precio de cuando su presidente, el socialista Marc Murtra, fue nombrado por Pedro Sánchez, -se van a cumplir dos años- para presidirla.

Ha sido periodo difícil, con su punto álgido en la chapuza de la Junta del pasado otoño, la entrada del accionista gamberro, Joseph Oughourlian, y el cese de cuatro consejeros independientes, etapa que culminó con la resolución del enfrentamiento interno entre Murtra y su CEO Ignacio Mataix: este fue cesado, los títulos de Indra se derrumbaron en bolsa pero ahora ya han recuperado el terreno perdido.

Ahora bien, Indra es un factor fundamental del Sanchismo para definir la participación española en la futura industria de Defensa europea, ahora en pleno crecimiento, no ya por la guerra de Ucrania sino por el plantón anterior de Donald Trump, que animó a los europeos a invertir su previsto 2% en Defensa, en lugar de dejar que fueran los estadounidenses quienes defendieran a Europa. Hizo bien.

El presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay (SAPA), se ha convertido en el hombre que mantiene el pulso con Murtra como nuevo líder del Consejo... y no es independiente

Cuestiones como las de la compra de ITP, la participación en el futuro avión europeo de combate o la imbricación con el fabricante Navantia, 100 por 100 público, de la presencia de accionistas privados (más del 70%) llevan a la opción que se ha planteado al Gobierno, y que este continua sin resolver: mantener una Indra unida o escindir la sociedad entre una ingeniería de defensa y una división en una tecnología de la información (Mitsai). Esta es la cuestión.

En resumen, Indra parece hoy el ejército de Pancho Villa. De entrada, los consejeros independientes no aceptan que Moncloa les imponga el nuevo CEO, por mucho que se pretende disfrazarlo tras una selección profesional de un cazatalentos. Y ojo, porque el nombramiento de CEO es anterior -porque así han querido que sea- a la gran decisión de escindir o no escindir la compañía entre una sociead pública y una privada.

Con todo, vivimos un retraso temerario de Moncloa sobre la decisión crucial: mantener o escindir la compañía. Hasta hace un mes la decisión era escindir, ahora no está claro. También porque Murtra ha recuperado la confianza de Pedro  Sánchez..... y también porque en periodo electoral, a todo gobierno le interesa mantener el control sobre una Indra que lleva el cómputo de los votos. Para bien, claro, naturalmente, por supuesto.

La situación ha dado un vuelco. Ahora mismo, ni el presidente, Marc Murtra, ni los vascos de SAPA, ni los independientes quieren la escisión

El presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay (SAPA), se ha convertido en el hombre que mantiene el pulso con Murtra como nuevo líder del Consejo... y no es independiente. 

La situación ha dado un vuelco. Ahora mismo, ni el presidente, Marc Murtra, ni los vascos de SAPA, ni los independientes quieren la escisión. Ahora bien, por motivos bien distintos. Murtra quiere seguir como presidente, y representante de Moncloa, en una Indra grande. Aperribay se debate entre mantener una Indra unidad, con más músculo financiero, o mantener la independencia de su sociedad SAPA, amén de insistir en que Indra se haga con el control de ITP. Los accionistas independientes sigue a Aperribay 'ma non troppo'. No se va a repetir la caída de la junta del verano-otoño del pasado año: por ejemplo, no están dispuestos a aceptar un CEO impuesto desde Moncloa -ya corren vatios nombres por Madrid- a través de Murtra.

Y en cuanto al papel -papelón- del accionista gamberro Joseph Oughourlian... bueno, ya lo explicamos ayer.