La inflación subyacente permite medir los resultados de la política monetaria en un país, ya que se excluyen los elementos internacionales
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado el dato adelantado sobre la inflación en tasa anual de noviembre, que efectivamente se queda en el 6,8% y que, aunque supone una bajada de cinco décimas respecto al 7,3% de octubre (por la bajada de los precios de los carburantes, de la electricidad y del gasóleo), sigue siendo una tasa muy alta que sufrimos todos los españoles, porque explican que, cada mes, nuestros sueldos tienen un 6,8% menos de poder adquisitivo.
También está muy alta la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos), que subió en noviembre una décima, hasta el 6,3%.
Y no digamos nada del subidón de los alimentos, que aumentaron en noviembre un 15,3% en tasa interanual. Dentro de los alimentos, los que más han subido de precio en el último año son el azúcar (+50,2%); los aceites y grasas (+31,5%); la leche (+30,9%); los huevos (+27,1%); los cereales (+22,9%); los productos lácteos (+21,7%) y las patatas (+21,5%).
Los alimentos que más han subido de precio en el último año son el azúcar (+50,2%); los aceites y grasas (+31,5%); la leche (+30,9%); los huevos (+27,1%); los cereales (+22,9%); los productos lácteos (+21,7%) y las patatas (+21,5%)
Por comprar con otros países, ayer se conoció el dato de la inflación en Alemania, cuyo IPC alcanzó el 10% en el mes de noviembre. Mientras que la inflación subyacente fue del 5%. Por otro lado, en Alemania, los precios de los alimentos aumentaron nada menos que un 21,1% en noviembre de 2022 en comparación con el mismo mes del año anterior, lo que significa que este aumento de precios fue más del doble de la tasa de inflación general. En octubre, los alimentos se habían encarecido un 20,3%.
Y hoy también se ha conocido la tasa de inflación anual en Reino Unido, que se quedó en noviembre en el 10,7%. Su inflación subyacente asciende al 6,3%. Mientras que la subida interanual del precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas se aceleró al 16,4%.
Conclusión: España sigue padeciendo una inflación desbocada, que nos hace cada vez más pobres…
Conclusión segunda: el Gobierno lo está haciendo requetemal en materia de precios. El IPC global español es mejor que le alemán, pero, sin embargo, la diferencia entre ese IPC total y el subyacente, es grande en Alemania y mínima en España. El Gobierno no puede evitar que el precio de la energía suba así como en los alimentos no elaborados, Sin embargo sí puede hacerse en el resto, la energía subyacente... y en eso vamos tan mal como Europa.
Además, el precio de la energía se ha ralentizado en España como consecuencia del tope ibérico pero no se apuren: es dinero que no pagamos ahora pero que pagaremos después.