El representante de la Fundación Unicaja interviene en la Junta mientras Manuel Azuaga conversa con Manuel Menéndez, que estuvo tomando notas durante buena parte de las intervenciones de los accionistas
Manuel Menéndez salió malparado de la Junta General de Accionistas de Unicaja Banco celebrada este jueves, la última de Manuel Azuaga como presidente ejecutivo. Ningún accionista salió a defender al consejero delegado que vio cómo el turno de intervenciones se convirtió en una enmienda a la totalidad a su gestión.
Empezando por la Fundación Unicaja, máximo accionista del banco (30%), que tomó la palabra para anunciar, como adelantó Hispanidad, su abstención en la votación del punto tercero del orden del día, la gestión del consejo de administración durante 2022 y su rechazo a los nombramientos de Isidoro Unda y Maite Costa como consejeros independientes por su vinculación con la antigua Liberbank.
Más duras fueron las intervenciones de los sindicatos, que le recordaron al CEO los conflictos laborales -algunos llegaron a los tribunales- durante su etapa en Liberbank, un modelo de gestión que, sin embargo, ha sido adoptado por la entidad absorbente (Unicaja) y tras un canje del 60-40% a favor de la entidad malagueña.
Por cierto, el presidente, Manuel Azuaga, se empleó a fondo para intentar cortar las críticas al CEO y pidió a los intervinientes que se ciñeran a los puntos del orden del día, a lo que los accionistas respondieron que sólo estaban justificando el sentido de su voto. “Pido la dimisión del señor Menéndez”, llegó a decir uno de ellos.
Al final, el punto número 3 (gestión del Consejo) salió adelante pero no así la ratificación de Unda y Costa como consejeros independientes, “debido a la relación personal y profesional” que han mantenido con el CEO Menéndez, sentenció un accionista. Todos ellos, sin embargo, anunciaron su apoyo a los cuatro nuevos consejeros dominicales presentados por la Fundación para sustituir a los rebeldes.
En definitiva, la Junta mostró el rechazo del primer accionista y de los sindicatos al consejero delegado, algo que le pasará factura cuando el BCE -mes de julio- le evalúe para ser CEO con plenos poderes tras la conversión de Azuaga a presidente no ejecutivo.