Junta de Accionistas de FCC. Ya hemos dicho que el pasado ejercicio 2023 no fue un mal año para la compañía, a pesar del bajón de los inmuebles, algo, por otra parte, esperado, dado su veloz crecimiento.

La presidenta Esther Alcocer Koplowitz rinde homenaje a su madre, Esther Koplowitz, pleitesía al ingeniero Carlos Slim. En 2023 mejoró el ebitda del grupo creció un 9,7%, con unos ingresos que se incrementaron en un un 27% más. El beneficio neto aumentó un 87%, quizás excesivo, para el crecimiento del Ebitda y producto de la enajenación de activos, entiendo. Por ejemplo, de la venta del 24,9% de la división de Medioambiente (basuras) no la más rentable pero sí la más importante de todas. 

Ahora bien, si algo pone al ingeniero Carlos Slim es el ladrillo. El mexicano está empeñado en convertirse en el primer inmobiliario de España y su ambición por Realia se complementa con la apuesta por Metrovacesa.

Lo más representativo: nace Inmocemento SA que cotizará en bolsa de forma independiente y que agrupará los activos de cemento y de inmuebles. Ya saben, las inmobiliarias mencionadas más Portland Valderrivas. 

El beneficio crece un 30%, hasta los 0,65 euros por acción. Todo va bien, salvo que Slim viene ya de los réditos; no tiene mucha ganas de invertir en España. 

Todo va bien en FCC, salvo que Slim no parece dispuesto a invertir más en España. Salvó FCC pagando su deuda y aprovechándose de su dimensión. Ha ordenado el balance, sí, pero no se ha emocionado con la compañía

En cualquier caso, Slim quiere ser el primer inmobiliario de España. Ese es un sueño y el resto le interesa menos.

Nace Inmocemento. Como hemos dicho, segregación de los activos cementeros e inmobiliarios, con cotización aparte. Se trata de maximizar el valor, yo lo dudo. Nunca he confiado en esa apotegma de que la suma de la partes vale más que el todo, uno todavía cree en la matemáticas. 

Un accionista le recordó a Pablo Colio los casos de escisión llevados a cabo por Acciona con Acciona Energía o de Bankinter con Línea Directa. Buenos ejemplos, sobre todo el primero. Además, ¿mezclar cemento con inmuebles? ¿A qué viene eso? Y con un peligro añadido: la valoración sobre la segregación la hace la propia empresa.

Por lo demás, dado que Carlos Slim posee más del 80% del capital y el capital flotante apenas supera el 5%, el mismo accionista, José Antonio del Barrio Colmenarejo, un habitual del IBEX, a quien felicito por sus conocimientos, pregunta si Slim lanzará una opa de exclusión de Bolsa de FCC. Debería pero no lo hará. Si no está en bolsa mal puedes jugar a que... la suma de las partes vale más que el todo, mismamente.

Todo va bien en FCC, salvo que Slim no parece dispuesto a invertir más en España, sólo a seguir sacando rendimiento a su inversión. Salvó FCC pagando su deuda y, en este proceso de negociación con la banca, aprovechándose de su dimensión. Ha ordenado el balance, sí, pero no se ha emocionado con la compañía. Y quizás cedió demasiados pronto la gestión en Aqualia, negocio al alza, a manos de los australianos de IFM.

Por último, quizás sobran, y sin quizás también, las alusiones a la Agenda 2030. Una cosa es que la presión de Naciones Unidas y del Nuevo Orden Mundial a las empresas. La Agenda 2030 no es más que la hija europea de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS)... que no son otra cosa que la imposición del aborto y de la ideología de género.