Producimos más porque somos más... pero tocamos a menos / Foto: Pablo Moreno
Es muy difícil luchar contra el tópico. Hoy, el tópico es que la economía española va bien y se utiliza para ello la subida del PIB, importante, en efecto, mientras se oculta el nivel de paro, el más elevado de toda la UE y de toda la OCDE, así como la renta per cápita de los españoles, que continúa siendo un 25% inferior a la de Francia, que no atraviesa precisamente, su mejor momento económico. Mientras, el PIB per capita español se sitúa en el furgón de cola de la Unión de los 27, aún contando ya con todo el exbloque comunista que no viene, precisamente, de un mundo de opulencia.
Las grandes empresas apoyan el engaño porque necesitan que el optimismo consumista no decaiga. Del consumo viven los cuatro sectores clave: distribución, banca, energía y telecos
El Sanchismo, además, venera el crecimiento económico del PIB global. En su programa para Europa presume de que crecemos cinco veces más que la UE, ocultando que somos el país de la antigua Europa occidental que más aumenta su población... por los inmigrantes, que no por los nacimientos. En resumen, que somos más y producimos más pero cada día somos más pobres. Vamos muy bien en PIB, muy mal en PIB per capita. Pero como Pedro Sánchez es un patriota, lo que le importa son las cifra globales. Y para los que se queden atrás, les otorga el ingreso mínimo vital y que aprendan a subsistir vagueando.
Así, sólo en 2023, la población española creció en 545.278 personas, hasta las 48.592.909 habitantes.
Es decir, producimos más porque somos más... pero tocamos a menos. Y eso por no contar con los inmigrantes ilegales, que algunos cifran en cinco millones de personas. Sí, han oído bien: cinco millones. Esos aportan también aportan al PIB global y, si computaran, reducirían el PIB per capita español a niveles peligrosos: o sea, a los niveles reales.
El gran engaño del Sanchismo se mantiene a costa de unos impuestos altos que desaniman a la clase media, un déficit público que cubre las necesidades básicas y las pensiones a un coste insostenible y una deuda pública que ensombrece el futuro
En definitiva, que somos más y que el PIB global dice poco: lo que importa es el PIB per cápita y la renta per cápita. Y en ambos, sobre todo en ésta ultima, seguimos a la cola de Europa.
No, la economía no va bien, y cada día somos más pobres, mientras presumimos de ser más ricos. El gran mérito del Sanchismo consiste en habernos hecho creer esta gran patraña, aplaudido por una clase empresarial que, al igual que el Gobierno conoce mejor la realidad pero a la que le conviene mantener ese espejismo, especialmente si su fuerza viene del consumo... que es del que dependen, mismamente, los cuatro sectores clave de la economía española: distribución, banca, energía y telecos. Para todos ellos, es fundamental que el consumo funcione y el consumo sólo funcione cuando hay optimismo. Aunque se trate de un falso optimismo, mantenido, además, mediante unos impuestos altos que desaniman a la clase media, un déficit público que cubre las necesidades básicas y las pensiones a un coste insostenible y una deuda pública que ensombrece el futuro.
Pero la economía va como la moto de Pedro y el cohete de Yolanda... y no se hable más. Siempre podremos convertirnos en una colonia de China.