José Luis Escrivá participó el jueves en su primera reunión como miembro del Consejo del Banco Central Europeo (BCE), en virtud de su nombramiento como gobernador del Banco de España. Una designación que ha caído como una bomba en el Palacio de Cibeles y que en Fráncfort miran de reojo: no es habitual que un ministro pase directamente a gobernador del banco central de turno, un cargo que, se supone, debe ejercer alguien con absoluta independencia.

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Ya veremos hasta dónde llega Escrivá. De momento, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, aseguró que fue bien recibido el jueves, cuando asistió a su primera reunión como miembro del Consejo del organismo. Claro que, escuchando sus palabras, uno puede interpretar justo lo contrario: que en realidad no está muy contenta con su nombramiento.

“José Luis Escrivá se ha unido al círculo de gobernadores y le hemos saludado, le hemos dado la bienvenida. En el círculo de gobernadores, como otros gobernadores, ha realizado aportaciones muy útiles. Espero que, como cualquier otro, siga, no sólo dando sus puntos de vista personales, que pueden estar marcado por la situación española, sino que tenga esa dimensión europea que tienen otros gobernadores que se sientan a la mesa del Consejo”, afirmó Lagarde durante la rueda de prensa celebrada el jueves, donde anunció rebaja de tipos

La francesa insistió: “Es un proceso y un viaje que espero sea productivo y agradable para él y para todo el grupo de gobernadores. Pero le puedo asegurar que fue bienvenido y que hizo aportaciones”. Concluyó.

Vamos, que el nombramiento de Escrivá no sólo no le ha entusiasmado, sino más bien todo lo contrario. Sólo la frase final delata que la situación no ha sido cómoda, al menos para ella.