Disney apuesta tanto por el progresismo, la perversión de la infancia y la necedad que no sería de extrañar que se pasara a la degeneración y hubiera una nueva versión de 'Bambi' así, como corre por Internet
The Walt Disney Company ha perdido un cuarto de su valor en bolsa en el último lustro… y el motivo es fundamentalmente el empeño ideológico ultra-progre… que incluye el último meneo de ideas denominado woke (el mal llamado “despertar” que tiene entre sus máximos enemigos a Elon Musk y a Donald Trump, y ambos estarán en la próxima Administración de EEUU en poco más de dos meses), y que en gran medida ha impulsado Bob Iger. Eso sí, por fin, después de bastante tiempo, ha logrado el primer beneficio anual positivo en el negocio de streaming… y sobre todo ha sido por subir precios.
Recuerden que el gigante de ocio y entretenimiento hace tiempo que renunció a que los contenidos fueran una propuesta inocente, teniendo en cuenta que la mayoría se dirigen a los niños, y se han convertido en instrumento de adoctrinamiento de niños (o más bien de perversión, o “corrupción de menores”, como la ha denominado el líder de Vox, Santiago Abascal). Un adoctrinamiento fiel a los postulados del Nuevo Orden Mundial (NOM), los cuales se resumen en ideología de género (feminismo, homosexualismo... y ahora también se incluye el tema trans y de los no binarios, por supuesto) y en ateísmo (mucho panteísmo -así se vio en las películas de Avatar o El Rey León, entre otras-, nada de Dios -en Frozen 1 se prohibió la palabra Dios- y hasta negación de lo espiritual,... e incluso normalización del satanismo y protagonismo del demonio). Se ha llegado a reconocer la existencia de una agenda LGTBI de contenidos, entre cuyos ejemplos figuran las películas Mundo extraño y en la polémica Lightyear, pero no lograron mucho éxito en taquilla. Un adoctrinamiento que no sólo se ha podido ver en contenidos animados, sino también en versiones de carne y hueso, como en la película biográfica Tolkien, donde se marginó el catolicismo del autor de El hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarillion; o en The Acolyte, con jedis negros y brujas lesbianas que se auto-inseminan… y no han gustado nada a los fans de Star Wars; o en la nueva Blancanieves, donde la necedad de lo políticamente correcto ha llevado a que los enanitos hayan sido creados por ordenador… para no ofender.
Vayamos a los resultados de su último año fiscal (octubre de 2023 a septiembre de 2024). Los ingresos sólo han crecido un 2,8%, a 86.190 millones de euros. De estos, 38.855 millones (+1%) han sido aportados por el negocio de entretenimiento -estudios de cine, televisión convencional y streaming-; 32.218 millones (+5%) por el área de experiencias -que incluye los parques temáticos y las tiendas-; y 16.622 millones (+3%) por la división de deportes (es decir, ESPN).
Por su parte, el resultado operativo ha crecido un 21%, a 14.718 millones, en gran parte por el negocio de entretenimiento (+172%, a 3.701 millones). Este último ha sacado tajada de los éxitos en taquilla de las películas Del revés 2 y Deadpool y Lobezno, así como del incremento del negocio de televisión convencional (3.275 millones, un 16% más) y del primer resultado anual positivo (en concreto, de 135 millones, frente a las pérdidas de 2.355 millones del ejercicio anterior) del segmento directo al consumidor, es decir, del negocio de streaming de las plataformas Disney+ y Hulu. Y en esto han contribuido varios factores, sobre todo, la subida de precios, así como la inclusión de publicidad, convirtiéndose así la factoría de Mickey Mouse en otro ladrón de anuncios para la prensa como tantos otros (Google, Facebook, Amazon, Netflix, etc.), y el fin de las cuentas compartidas fuera del hogar (algo que también ha hecho Netflix). Por su parte, en negocio de experiencias ha aumentado su resultado operativo un 4%, a 8.747 millones; y la división de deportes lo ha hecho un 2%, a 2.270 millones.
El negocio de 'streaming' de las plataformas Disney+ y Hulu logra su primer resultado operativo anual positivo tras la subida de precios, la inclusión de publicidad y el fin de las cuentas compartidas fuera del hogar
En suscriptores, Disney+ ha alcanzando un total de 158,6 millones (incluyendo el servicio Hotstar en la India), superando ligeramente las expectativas de los analistas. Eso sí, el gigante de ocio y entretenimiento prevé un ligero descenso de los abonados a Disney+ en el primer trimestre fiscal (octubre a diciembre) del ejercicio fiscal 2025 que arrancó el pasado mes por las recientes subidas de precios y el fin de algunas promociones, aunque estima volver a crecimientos en los siguientes trimestres.
Disney ha cerrado su último año fiscal con una gran alegría en la evolución del beneficio neto, que se ha duplicado (+111%), alcanzando los 4.690 millones. Eso sí, también tiene grandes retos encima de la mesa, como la falta de ideas (el último ejemplo llegará en unas semanas con el estreno de Mufasa, una película sobre el padre del protagonista de El Rey León) y también la búsqueda del sucesor de Bob Iger. Eso sí, para esto último cuenta aún con tiempo porque no será relevado hasta 2026 y de hecho, hasta diciembre de ese año no acaba su contrato, tras haber sido extendido hace unos meses. Iger es el artífice del gigante de entretenimiento que es hoy Disney (debido a las compras de los estudios Pixar, Marvel, Lucasfilm y la fusión con 21st Century Fox, que ha costado asimilar) y también de la deriva progre ideológica... pero desde luego la feroz apuesta por el adoctrinamiento de niños no es una buena idea.
Eso sí, todo el adoctrinamiento, la ideología progre y la apuesta por el woke ahora han quedado algo escondidas en el corto que ha lanzado con motivo de la próxima Navidad... Se titula El niño y el pulpo, y trata sobre la amistad que surge entre ambos y como disfrutan de las fechas navideñas. Lo único un poco políticamente correcto es que el niño protagonista no es blanco,... quizá para ser más inclusivo. Todo lo demás es muy bonito y hasta emotivo, ojalá Disney apostara por volver a más contenidos así y no tan adoctrinadores.