Los fondos propietarios del 50% de Masorange, KKR, Cinven y Providence, no quieren esperar hasta abril de 2026 para salir de la compañía y recoger las abultadas plusvalías que esperan percibir -lo que se conoce vulgarmente como dar el pelotazo-, pero se han topado con la resistencia de la francesa Orange, dueña del otro 50%.

La clave es la deuda, que cerró el primer trimestre en 12.688 millones de euros, ligeramente por encima de los 12.636 millones con los que cerró diciembre de 2024. Demasiada deuda para una teleco con un ebitda de 705 millones de euros en el primer trimestre, un 9% inferior al del año anterior, y unos ingresos de 1.872 millones, un 2,6% superiores a los de marzo de 2024, según las cuentas publicadas este jueves por Orange.

Estamos hablando de una ratio de apalancamiento actual de 4,7 veces/ebitda, muy superior al 2,75% veces que acordaron los fondos con París y que condiciona la salida de KKR, Cinven y Providence y el resto de socios minoritarios de MásMóvil (la familia Ybarra, el CEO Spenger, José Poza y José María Echarri poseen el 15% del capital).

Así las cosas, está claro que la compañía necesita vender activos y la operación más próxima es la entrada de un socio en la sociedad de fibra óptica que creó junto a Vodafone España en enero. La entrada del socio, que compraría el 40% de la fiberco, se producirá antes del segundo semestre de este año. Está por ver, en cualquier caso, si será suficiente para aliviar la elevadísima deuda de Masorange y ablandar las exigencias de París.

Porque Orange tampoco está como para tirar cohetes. Sí es cierto que cerró el primer trimestre con un ebitdaal (resultado bruto de explotación tras arrendamientos) de 2.480 millones de euros, un 3,2% superior al del año anterior, pero los ingresos apenas aumentaron un 0,6%, hasta los 9.911 millones. En Francia, su principal mercado, cayeron un 1,3%.