EY no separará finalmente sus negocios de auditoría y consultoría, tal y como llevaba analizando desde hace un año aproximadamente. El motivo de la cancelación, sin embargo, no sería la división interna de los socios, como adelantó el Financial Times, sino la oposición del mercado, esto es, de los accionistas, por el elevadísimo bonus que se disponían a cobrar los socios de la firma con sede en Londres, tras la escisión.

En otras palabras, la escisión no se iba a llevar a cabo por motivos regulatorios, tal y como argumentó la firma, sino para que los socios se embolsaran una cuantiosa suma de dinero que, de suceder así, no iría destinada a repartir dividendos. Además, ese bonus millonario no sería una buena carta de presentación de cara a la opinión pública.

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Esa sería la razón principal que habría motivado la cancelación de la escisión de EY, aunque también habría otros motivos menos decisivos. Por ejemplo, el hecho de que, tras la escisión, todos los socios querrían estar en la parte de consultoría cuyo negocio es mucho más lucrativo. Ahora bien, también es cierto que la auditoría, más regulada y mucho menos retribuida, es la que abre las puertas al negocio de consultoría.

Por otra parte, las incompatibilidades entre los dos negocios que han motivado esa regulación, también se dan entre los socios. Es decir, no tendría sentido escindir auditoría y consultoría si luego resulta que detrás de ambos negocios están, directa o indirectamente, las mismas personas.

En definitiva, EY no se dividirá en dos por el rechazo de los accionistas, que no de los socios, quienes se iban a forrar con la operación.