Los trabajadores de Meta (Facebook, Instragram y Whatsapp) en todo el planeta rondan actualmente los 72.400, tras el gran ajuste de 2023 que supuso la salida de unos 21.000 empleados, el 25% de la plantilla. Por eso, el ajuste anunciado el martes no es tan relevante por el número como por el hecho de que se centrará en “los empleados con bajo rendimiento”, a los que sustituirá con nuevas contrataciones. No queda claro, por tanto, cuál será el balance final del ajuste.

Lo que sí está claro es que premiará la meritocracia, tantas veces ignorada en procesos como este. Ahora bien, cuidado con estandarizar el modelo y echar, por ejemplo, cada mes o cada trimestre, a los empleados con productividad más baja. ¿Qué sucede cuando todos son buenos? Porque siempre habrá trabajadores con peor desempeño que el resto, pero eso no significa que merezcan ser despedidos. Además, ¿Y si los nuevos resultan ser peores? ¿Rescataría a los anteriores?

2025 será un año clave para las grandes tecnológicas, que compiten por tener la mal llamada inteligencia artificial (si es inteligencia no es artificial y si es artificial no es inteligencia) más avanzada. La compañía de Mark Zuckerberg, además, viene del sonado fracaso del metaverso, que sigue acumulando pérdidas millonarias superiores a los 12.000 millones de euros.

Relacionado

En cualquier caso, la que sin duda ha sido la noticia más postivia de Meta de los últimos años -o tal vez de su historia- fue la eliminación de los verificadores, es decir, el cese de la censura que venía ejerciendo, sobre todo, desde la pandemia. La culpa de este giro radical ha sido del malvado Elon Musk, que con la compra de Twitter dinamitó la estrategia del Nuevo Orden Mundial por controlar la información en internet. Resta por conocer si Google, el mayor censor de todos, también dejará de censurar y de relegar a la página 20 de búsqueda noticias críticas con la ideología de género, la emergencia climática, el aborto, etc.