El consejero delegado de Masorange, Meinrad Spenger (derecha), junto al director financiero, Ludovic Pech (centro) y el director general de operaciones, Germán López
Masorange echa a andar como líder del mercado español, por delante de Telefónica, que en su centenario ha pasado al segundo puesto del ranking. Hablamos de una ‘joint venture’, 50 por ciento de Orange y 50 por ciento de MásMóvil, con una cuota de mercado superior al 40%, con más de 30 millones de clientes de móvil y más de 7 millones de banda ancha, y una plantilla que supera los 8.500 empleados.
“Estaríamos en el Ibex 35”, afirmó el consejero delegado, Meinrad Spenger, este miércoles, durante la presentación de la compañía a la prensa. Masorange está entre las 20 empresas más grandes de España, con unos ingresos anuales que rondarán los 7.400 millones de euros y un Ebtida anterior a las sinergias de unos 2.650 millones.
Una gran empresa que, sin embargo, nace con una elevada deuda de 12.500 millones de euros, lo que supone un apalancamiento superior a 3,5 veces Ebitda, un nivel muy superior al que el mercado ‘permitió’ tener a Telefónica y que le ha perjudicado sobremanera en bolsa.
El problema principal de Masorange está precisamente ahí, en la deuda, a pesar de que dos tercios de ella están asegurados contra la subida de tipos de interés, según Spenger. El coste de la deuda es muy estable, cierto, y MásMóvil los rebajó significativamente este año, pero no deja de ser un nivel de apalancamiento elevado que requerirá medidas contundentes. El objetivo, de hecho, es alcanzar el 3,5 veces/Ebitda cuanto antes con una política financiera “muy estricta” y sin reparto de dividendo en los próximos años.
¿Se puede reducir esa deuda sólo con el negocio recurrente? Se puede, pero no es tan sencillo si además hay que invertir, como está previsto, 4.000 millones de euros en los próximos tres años, y todo sin reducción de plantilla, en un mercado tan competitivo y tan maduro como el español, en el que el crecimiento se basa en quitarle clientes a la competencia.
De momento, las marcas más significativas se mantienen y lo hacen con las tarifas actuales. Hablamos de Orange y Yoigo en el segmento premium, Jazztel y MásMóvil en ‘value for money’, Pepephone y Simyo en el de marcas digitales, Lebara, Lycamobile y Llamaya en el segmento de clientes internacionales, y las de ámbito regional como son Euskaltel, R, Telecable, Guuk y Embou.
Masorange comienza a andar ahora y todavía es muy pronto para hablar de la más que probable salida a bolsa, momento que, seguramente, el Grupo Orange aprovechará para ampliar su participación, al menos un 1% y los fondos propietarios de MásMóvil, Providence, KKR y Cinven, los auténticos triunfadores de la operación, salgan del accionariado total o parcialmente. No en vano, Masorange es un proyecto industrial -gracias a Orange- y los fondos lo que buscan son operaciones financieras. Una vez concluida la de MásMóvil, lo lógico es que, llegado el momento, se retiren.