Los resultados de Naturgy en 2024, afectados por el freno en los mercados de energía, han quedado en un segundo plano ante la presentación del plan estratégico 2025-2027 y el anuncio de una OPA voluntaria por hasta el 10% de su capital. Todo esto dentro un contexto de mucho lío en su accionariado y ante rumores sobre el resurgimiento del interés de Taqa. En rueda de prensa, el CEO de Naturgy, Francisco Reynés, ha subrayado que “las negociaciones con Taqa no son de la compañía, sino un proyecto de los accionistas, hay que preguntarles a ello”.

Ante estas afirmaciones ha vuelto a quedar claro que CriteriaCaixa, primer accionista de Naturgy con el 26,7% del capital, no quiere pactar con la energética emiratí porque quiere mandar. Ese fue el motivo de la ruptura de las negociaciones entre ambos hace unos meses. Ahora ha resurgido el interés de Taqa, pero con otros fondos implicados. De hecho, Javier de Jaime, representante del fondo CVC en España, viaja mucho a Dubái últimamente. En cualquier caso, la OPA voluntaria es una buena idea para parar el ataque de Taqa y tener algo tranquilos a los fondos presentes en el accionariado (BlackRock -que se hizo con la participación de GIP-, CVC e IFM).

Eso sí, Reynés ha sido demasiado diplomático y hasta se diría que siente menos que padece, porque ha referido que “hablar de paz accionarial significa que ha habido guerra y yo nunca he sentido cualquier tipo de conato”. Pues debe ser el único al que no le ha llegado el olor a pólvora, en gran parte generado por los fondos. Es más, en su opinión, la OPA voluntaria no supone un proyecto defensivo porque “eso significaría que tienes enemigos” y cree que estos tampoco están dentro de Naturgy. Ante estas afirmaciones, parece que se está aplicando el refrán de oír, ver y callar.

El CEO de Naturgy ha subrayado que la citada OPA voluntaria “no es una alfombra roja a nadie, sino una mejora de la liquidez” y “no es incompatible con que llegue cualquier otra oferta” porque “por definición, una cotizada puede ser opada” y la voluntad expresa y unánime del Consejo de Administración es “ser cotizados”. Una oferta que podría ser parcial, como la que se vivió en 2021 y que permitió la entrada del fondo australiano IFM en el capital o total (es decir, superior al 30% y en cuyo caso la ley obliga a que sea sobre el 100%), pero si es superior al 10% deberá tener la aprobación del Gobierno al haberse prorrogado el escudo antiopas.

Reynés ha dejado claro que no le gustaría la entrada del Gobierno en el capital de la energética, pero se ha escudado en las declaraciones de Sara Aagesen

Y hablando del Gobierno, Reynés ha dejado claro que no le gustaría la entrada de este en el capital de la energética, algo que ha sucedido en Indra y Telefónica. Y para ello se ha escudado en las declaraciones de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, en El País, aludido a que no se lo habían planteado. Además, el ingeniero ha añadido que “a mí no me ha llamado nadie”. Sin embargo, no hay que olvidar que en Moncloa sí se han planteado la entrada en Naturgy... con la manida excusa de que es una empresa estratégica.

El Consejo de Naturgy ha decidido, por unanimidad, proponer a la Junta de Accionistas la citada OPA voluntaria por hasta el 10% del capital con el objetivo de volver a un nivel adecuado de capital flotante (free float), de en torno al 15% para retornar a los principales índices bursátiles (en especial a los MSCI), y se prevé que sea aprobada por los accionistas. El precio es de 26,5 euros por acción, por encima de los 24 euros en que venía cotizando últimamente y de los 25,5 euros que ha marcado hoy tras subir un 4,34% respecto al día anterior. Se espera que todos los accionistas de referencia (Criteria, BlackRock, CVC e IFM) acudan de forma proporcional a su participación y un 25% se reservaría a los minoritarios. Eso sí, tras esta compra de hasta 88 millones de acciones, el siguiente paso sería retornarlas al mercado con flexibilidad y sin un calendario determinado. Claro que dicha OPA voluntaria también tiene que ser aprobada por la CNMV, algo que barajan que suceda el próximo abril, para “irnos de vacaciones de verano con el trabajo medio hecho”, ha subrayado Manuel García Cobaleda, secretario del Consejo de Naturgy.

Isabel Estapé será renovada como consejera dominical, un premio de consolidación al no haber sido elegida para lo que estaba previsto: la vicepresidencia de Fundación Caixa

Una Junta donde además se votará el cambio de estatutos para elevar el número de consejeros de 15 a 16... y así dar cabida al segundo que le corresponde a IFM, que ya tiene el 16,9% del capital. Recuerden que la proporción para tener un consejero es del 8,33%. Todos los accionistas de referencia sumarán un nuevo consejero dominical: María Isabel Gabarró, que forma parte del Patronato de la Fundación Bancaria Caixa, por Criteria; Martin Catchpole, por GIP/BlackRock; Marta Martínez, ex directora general de IBM España, por Rioja/CVC; y Nicolás Villén, ex director financiero de Ferrovial, por IFM. Asimismo, se renovará a los consejeros que tienen su mandato vencido: Isabel Estapé (un premio de consolidación al no haber sido elegida para lo que estaba previsto -la vicepresidencia de Fundación Caixa-, pues se designó a Javier Godó), por parte de Criteria; Raj Rao y Lucy Chadwick, por GIP/BlackRock; Javier de Jaime, por Rioja/CVC; y Helena Herrero, como consejera independiente. Con estos cambios, habrá 12 consejeros dominicales, 1 consejero ejecutivo y tres consejeros independientes. Por tanto, Naturgy seguirá sin cumplir el Código de buen gobierno de las sociedades cotizadas de la CNMV, que recoge que “el consejo de administración tendrá una composición equilibrada, con una amplia mayoría de consejeros no ejecutivos y una adecuada proporción entre consejeros dominicales e independientes, representando estos últimos, con carácter general, al menos la mitad de los consejeros”. Y es que sólo serán tres de 16. Eso sí, aumenta algo la presencia de mujeres en el Consejo. 

En paralelo, la energética ha presentado su plan estratégico 2025-2027, que es “ambicioso pero conseguible”, según Reynés. Contempla unas inversiones de unos 6.400 millones de euros, un 10% superiores a las del trienio anterior y centradas en inversiones orgánicas. Aunque la deuda aumentará de los 12.000 millones del cierre de 2024 a unos 16.000 millones “por el esfuerzo inversor y las recompras de acciones”. “Inversiones que obedecen a criterios industriales” y se repartirán entre redes (50%), energías renovables (30%) y comercialización y gestión de energía (20%). También se pondrá el foco en España (75%) y dentro de las renovables, el 45% irá a electricidad (repotenciación de eólica e hibridaciones, que tienen menos contestación social que las nuevas instalaciones; y solar con almacenamiento en baterías), el 40% a gas y el 15% a biometano con la ambición de tener el liderazgo y acelerar la descarbonización de la industria. Ni una palabra de hidrógeno renovable... y justo el mismo día que Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, se ha atrevido y ha reducido radicalmente la inversión en hidrógeno verde, centrándola en la producción para el consumo propia en sus refinerías. Dos posturas (la de Naturgy y la de Repsol), por tanto, muy alejada de la de Enagás, que lo fía casi todo a la ruina del transporte del hidrógeno verde. Además, no se contemplan inversiones inorgánicas, por lo que a Naturgy no le interesa una fusión con Endesa o la compra de esta, por ejemplo.

Respecto a la nuclear, Reynés tiene bastante cara: no le importa demasiado el cierre de las nucleares dado que Naturgy tiene menos participación que Endesa e Iberdrola en dicha energía y que si cierran se disparará el uso del gas

Por último, toca hablar de la energía nuclear, tema donde Reynés ha sido algo pícaro. De hecho, tiene bastante cara porque no le importa demasiado el cierre de las nucleares dado que tiene menos participación que Endesa e Iberdrola en dicha energía y que si cierran se disparará el uso del gas porque las renovables son intermitentes y no podrán cubrir todo el suministro. El CEO de Naturgy ha recordado el acuerdo sobre el calendario de cierre de 2019 y que “a día de hoy no hay constancia de cambio de calendario y en régimen económico (en alusión a los elevados impuestos), no tenemos constancia de que vaya a haber cualquier cambio”. Es decir, ni siquiera pide un diálogo al respecto, como recientemente lo ha hecho el CEO de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle