Javier de Jaime (CVC) ataca de nuevo. Insiste en que su 20% de Naturgy debe venderse a 27 euros, a pesar de que a los actuales 22 euros, con los que cerró la sesión del jueves 10, ya obtendría una buena plusvalía. Y si no, insiste de nuevo en el troceamiento -algunos, en la gasera, hablan de descuartizamiento- de la compañía.

Ojo, que estamos en vísperas del próximo Plan Estratégico de la compañía para el quinquenio 2025-2030, ese plan que debe presentarse en poco más de un mes. Ahí, un accionista descontento puede incordiar largamente. Por ejemplo, no aprobando el plan de inversiones o reduciendo éstas.

Más tranquilo está Laurence Fink (BlackRock), el nuevo accionista fuerte, con otro 20%, tras su absorción de GIP y tras las condiciones impuestas por el Gobierno. BlackRock-GIP se queda en el 20% del capital pero está dispuesto a mantenerse más tiempo en el capital, considerando que el dividendo que ofrece Naturgy es alto y que la cotización marcha bien y continúa ofreciendo una plusvalía respecto a la inversión.

Queda el australiano IFM que, tras su 'traición' con Abu Dabi, la verdad es que no hay relación, ni buena ni mala. Sigue comprando acciones pero aunque alcance el 18% y solicite un nuevo consejero para lo que tardará no menos de un año -el mercado de Naturgy es muy estrecho-, siempre se topará con el precitado límite impuesto por el Gobierno. Tarde y mal, pero impuesto, de no superar el 20% ni de excluir de bolsa a la compañía.

El plan del accionista principal, Criteria, consiste en plantar cara a CVC, porque el principal accionista, 28%, no es un fondo sino una sociedad de cartera industrial, con vocación de continuidad.

En ese plan estratégico, Francisco Reynes, el presidente, pretende utilizar el gas -su fuerte- como energía de transición y, al mismo tiempo crecer como eléctrica, con ciclos combinados primero y con renovables después.

Pero no lo duden, Javier de Jaime vuelve a la carga y en Criteria consideran que ya no tiene mucho que negociar.

En cualquier caso, lo que esta en juego es la correcta transición energética que, supuesto que sea necesaria, debe ser tranquila y sensata, no como la que pretenden los verdes.

Aún más importante, aunque no lo parezca, es que en ese Plan Estratégico, y en el de cualquier eléctrica, se imponga la lógica industrial, no la financiera, que, en primer lugar, exige permanencia. Es decir, que esa lógica no sea sustituida por la lógica de los fondos de inversión o de capital-riesgo, que como buenos fondos, son por naturaleza, especulativos. ¿Que qué es la especulación? Muy sencillo: comprar hoy para vender mañana, y a mejor precio.