Ricardo Domínguez preside Navantia desde el 6 de abril de 2021, siendo el tercero desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa en junio de 2018, y pertenece a la cuota andaluza que lidera Marisu Montero
Navantia se ha visto ‘obligada’ a comprar los astilleros británicos Harland & Wolff (H&W) -de los que en su día salió el Titanic, entre otros grandes barcos-, que estaban en concurso de acreedores desde hace meses. ¿El motivo? De esta forma, ha salvado la construcción de tres buques para la Royal Navy (la Marina Real británica).... que se adjudicó un consorcio donde participaba su filial británica, junto a H&W y BMT, en noviembre de 2022.
Cabe destacar que Navantia es la gran empresa pública (propiedad al 100% de la SEPI) dedicada a Defensa en España, junto a la semipública Indra (donde la SEPI posee el 27,99% del capital). La primera se dedica a la construcción y reparación de buques, fragatas, portaaeronaves, submarinos y patrulleros, pero entre sus problemas está la mala fama sobre la calidad de sus submarinos, principalmente, el S-80, que hace más de una década no flotaba... y eso llevó a que se retrasaran aún más años sus primeras entregas. Por cierto, hace unos días, India ha descartado comprar el S-80 por no cumplir los requisitos técnicos exigidos... y eso que hace casi tres meses Pedro Sánchez hizo su primer viaje oficial a dicho país presumiendo de fortalecer las relaciones entre ambos países. De hecho, Sánchez fue agasajado y por supuesto, no dijo ni una palabra sobre la persecución panteísta contra cristianos y musulmanes.
Eso sí, el astillero público español tampoco está para tirar cohetes. En sus resultados de 2023, conocidos hace unos meses, registró unas pérdidas de 121,85 millones de euros, un 25,7% superiores a las del año anterior, aunque creció en ingresos, y presentó un atasco de producción... ante una cartera de pedidos acumulada de 8.214 millones.
El contrato ‘salvado’ se enmarca en el programa Fleet Solid Support (FSS), que supone la construcción de tres buques para abastecer a los portaaviones británicos de la Royal Navy por unos 2.000 millones de euros y generando 1.600 empleos (directos, indirectos e inducidos) en España, gracias a la participación del astillero de Puerto Real (Cádiz) junto a las instalaciones de H&W en Belfast (Irlanda del Norte) y Appledore (Inglaterra). Hasta ahora, se preveía el inicio de la producción este año y la entrega para 2032, y dentro del programa, el corte de chapa de los buques se había adjudicado al astillero gaditano. Ahora, con la compra de H&W por unos 85 millones (operación que incluye una contrapartida de unos 358 millones más en el valor del contrato inicial por ‘salvar’ el programa), Navantia se hace cargo también de los cuatro centros de trabajo de H&W -situados en Belfast (Irlanda del Norte), Appledore (Inglaterra), y Methil y Amish (Escocia)-... y presume de salvar 1.000 empleos en Reino Unido. Esto último resulta un tanto curioso e incluso algo indignante porque el astillero público español ha encadenado diversos EREs en nuestro país entre los años 2019 y 2022.
Por si esto no bastara, el presidente de Navantia, el ingeniero agrónomo Ricardo Domínguez, ha destacado que la operación “marca un hito significativo para Navantia. Demuestra nuestro compromiso con el programa FSS y la apuesta de Navantia UK por colaborar con la industria de Reino Unido para fortalecer las capacidades locales”. ¿No debería apostar primero por la industria de España? Por ejemplo, el citado programa FSS, por el momento, no dará carga de trabajo a los astilleros de Ferrol (La Coruña). Por cierto, H&W destacaba en su página web que en Belfast operaba “uno de los diques secos más grandes de Europa” y que era “uno de los tres únicos de Reino Unido lo suficientemente grande como para emprender proyectos de defensa complejos”... lo que podría suponer que los astilleros británicos tengan más carga de trabajo que los españoles.