A Reed Hastings y Ted Sarandos no les sale bien la apuesta por los anuncios en España
La prensa española está feliz, pues a Netflix no le está saliendo bien eso de querer convertirse en otro de sus enemigos (como lo es Google) y robarle publicidad. Y es que su plan barato con anuncios lanzado hace poco más de un mes en nuestro país sólo ha alcanzado 80.000 suscripciones, el 1,3% del total de suscripciones que tiene aquí (6,2 millones), según El Economista.
La progre y blasfema plataforma de ‘streaming’ que dirigen Reed Hastings y Ted Sarandos tiene un plan básico que cuesta 7,99 euros mensuales sin publicidad en nuestro país. El pasado 10 de noviembre lanzó otro más barato, con un coste de 5,49 euros al mes, incluyendo anuncios, como parte de su estrategia para poner fin a la sangría de abonados y afrontar la elevada competencia del sector (la cual sigue creciendo y el último actor en sumarse ha sido Telegram). Pero parece que no ha tenido mucho éxito y al abonado español no le importa pagar un poco más. Conviene recordar que Netflix cuesta en nuestro país entre 5,49 y 17,99 euros al mes: 5,49 euros el plan básico con anuncios para acceder a parte de su catálogo con calidad HD; 7,99 euros el plan básico en calidad HD sin publicidad y en una sola pantalla; 12,99 euros el plan estándar en alta definición (full HD) y con la posibilidad de ver en dos pantallas a la vez; y 17,99 euros el plan premium para visionados en UHD o 4K y en cuatro pantallas de forma simultánea.
Claro que la estrategia de abaratar precios incluyendo anuncios también se ha convertido en una apuesta de otras plataformas como Disney+ y la que surgirá de la fusión de HBO Max y Discovery+, provocando la burla de Atresmedia. Asimismo, conviene destacar que Netflix también ha decidido poner fin a las cuentas compartidas fuera del hogar... a ver si así logra que le salgan los números (en sus últimos resultados volvió a sumar suscriptores, pero bajó en ebitda y beneficio neto. Y por cierto, a The Walt Disney Company no le va mejor en ‘streaming’: en sus últimos resultados, el entonces CEO, Bob Chapek, advirtió de ralentización, y ese ha sido uno de los principales motivos que ha llevado a su cese fulminante y al regreso de Bob Iger para relevarle.