La política española, tristemente, está llena de mentiras (algo que los socialistas prefieren llamar cambios de opinión), contradicciones, hipocresías,… y encima, desde el Gobierno Sánchez se ha lanzado un plan de nacionalización de empresas (Talgo es la penúltima muestra). En este contexto, la ideología se impone al sentido común, la ciencia, la economía, etc. y buena prueba de ello se puede ver en la actitud de ‘doña contradicciones’ Teresa Ribera con la energía nuclear… pero ojo, en el entretanto grandes multinacionales estadounidenses como Amazon, Google y Microsoft, que son criticables en otros muchos aspectos, sí merecen un aplauso por apostar por la nuclear.

Recuerden que Ribera acudió a la llamada del socialista Pedro Sánchez para formar parte de su primer Ejecutivo, tras ganar la moción de censura que lanzó contra el pepero Mariano Rajoy, y se convirtió en ministra el 7 de junio de 2018. Desde entonces, ha conservado la silla e incluso ha ascendido, llegando a ser vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y se ha valido la denominación de ‘sandía’ (verde por fuera y roja por dentro) por su fuerte empeño ecológico e ideológico, en especial, en todo lo relacionado con la energía. Una silla que, por cierto, no abandonará hasta no ser, oficialmente, vicepresidenta europea.

Relacionado

Si sale bien parada de la audiencia de confirmación que se celebrará el próximo 12 de noviembre y logra (al igual que el resto de candidatos a vicepresidentes y comisarios europeos) la aprobación de la Eurocámara, Ribera ostentará el rimbombante título de vicepresidenta ejecutiva para una Transición Limpia, Justa y Competitiva en la nueva Comisión Europea… en principio, hasta 2029. Eso sí, con el complejo organigrama que ha montado Ursula von der Leyen (para mandar más ella misma, por supuesto), Ribera tendrá las manos algo atadas para hacer y deshacer a su antojo en cuestiones industriales, energéticas y climáticas, donde la batuta dependerá más del francés Stéphane Séjourné, candidato a vicepresidente ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial; del danés Dan Jørgensen, candidato a comisario de Energía y Vivienda; y del neerlandés Wopke Hoekstra, candidato a comisario de Clima, Cero Emisiones Netas y Crecimiento Limpio. Este último, en alguna otra ocasión, se ha mostrado partidario de primar no sólo lo verde, sino también la competitividad, un concepto que ha tenido un gran protagonismo en los informes que han elaborado Enrico Letta y Mario Draghi.

Y desde Bruselas, Ribera no tendrá reparos en seguir siendo ‘doña contradicciones’, pues defenderá la nuclear y también lo hará en nombre de la UE en la próxima Cumbre del Clima (la COP29) que se celebrará en Bakú (Azerbaiyán), mientras que insiste en mantener el cierre de los reactores en España, pese a que generan el 20% de la electricidad y lo hacen ¡sin emitir CO2! Una postura ideológica pura y dura que contrasta con el renacimiento nuclear que se está viendo en la mayor parte del mundo… y que podría llevar a que España cometiera el error de Alemania. Aún hay tiempo para rectificar, aunque el reloj ya ha empezado a correr en contra, sobre todo, para la central de Almaraz, que produce el 54,7% de la electricidad de Extremadura.

Tristemente, la opinión de múltiples expertos, de la gente del sector energético (y más en concreto, del nuclear), de muchos ciudadanos de a pie, la postura de los verdes de Finlandia (que apoyan la nuclear) ni la apuesta por la nuclear de Amazon, Google y Microsoft harán cambiar de opinión a ‘doña contradicciones’ Ribera. Esta semana, el gigante estadounidense de comercio electrónico ha anunciado la firma de tres acuerdos relacionados con la energía nuclear: el primero con el consorcio de empresas Energy Northwest para construir cuatro reactores SMR (o sea, pequeños reactores modulares) reactores; el segundo con X-energy para desarrollar y construir SMR para el consorcio citado y para proyectos independientes; y el tercero con Dominion Energy para desarrollar un SMR cerca de la central North Anna. No es la primera vez que la multinacional que tiene como fundador y presidente ejecutivo al progre Jeff Bezos apuesta por la nuclear, pues el pasado marzo compró un campus con un centro de datos alimentado directamente por la central nuclear de Susquehanna en Pensilvania; y además, considera que dicha energía será clave para suministrar energía a sus centros de datos de forma fiable y ayudando a conseguir los objetivos de bajas emisiones.

Por su parte, Google ha firmado el primer acuerdo corporativo del mundo para comprar energía nuclear limpia generada en siete reactores SMR, los cuales serán desarrollados por Kairos Power y el primero entrará en funcionamiento en 2030. La multinacional -que al tiempo es censora y ladrona de anuncios a la prensa- considera que el acuerdo marca un paso importante hacia una energía 24/7 sin carbono, necesaria para soportar sus centros de datos tecnologías avanzadas como la Inteligencia Artificial (IA).

Microsoft también defiende y apuesta por la nuclear. De hecho, ha acordado con Constellation Energy -empresa que reabrirá la central Three Mile Island, que llevaba cerrada desde 2019- que, una vez que la central esté restaurada, se destinará la energía generada con sus 835 MW de potencia a los centros de datos de Microsoft y será muy necesaria para potenciar los proyectos de IA. Además, la compañía tecnológica fundada por Bill Gates y Paul Allen, que actualmente dirige Satya Nadella, ya empezó a apostar por la nuclear en 2023: en concreto, invirtió en Helion Energy… y en su promesa de fusión nuclear.